Dos empresas auxiliares amenazan con romper sus contratos con Arcelor Mittal

El troceo del acuerdo de mantenimiento en nueve pedazos y la política "a la carta" de la siderúrgica deja a las pequeñas empresas "desarmadas"

Una concentración de trabajadores de la industria auxiliar en una imagen de archivo.

Una concentración de trabajadores de la industria auxiliar en una imagen de archivo. / Saúl Fernández

Saúl Fernández

Saúl Fernández

Hay dos empresas auxiliares de Arcelor Mittal que llevan meses planteándose romper sus respectivos contratos con la gran siderúrgica porque la realidad del sector –uno de los principales de la economía asturiana– difiere de las promesas que habían recibido cuando llegaron a Asturias.

Este planteamiento viene provocado, según ha sabido este periódico, porque hay meses en que la facturación que hacen sólo da "para pagar la nóminas". Y es que desde que la principal empresa decidió recortar gastos a cuenta de las empresas auxiliares estas han visto aumentar su dependencia de la gran siderúrgica y reducidos sus ingresos.

Esto se debe, señalan los trabajadores, porque la gran siderúrgica organiza su relación con las auxiliares a través de una petición "a la carta", es decir, Arcelor comunica a sus auxiliares qué necesita de ellas en los días siguientes sucediendo que en ocasiones, no las necesita para nada. Así es como se explica que la auxiliar haya llegado a tener a su plantilla "mano sobre mano" o "barriendo la nave".

Para entender esta circunstancia hay que remontarse al modo en que históricamente se organizó la producción siderúrgica en Asturias: la gran empresa (Ensidesa, Arcelor, Arcelor Mittal) saca el acero, pero las máquinas que utiliza para realizar este desempeño quedan de la mano de las compañías proveedoras de servicios, esto es, de la industria del montaje. Esta organización fue cedida durante años a Daorje: todo el mantenimiento dentro de las plantas de Arcelor Mittal en Asturias (Avilés y Veriña). Esta circunstancia convirtió a la empresa del grupo Zima en el gigante del sector, posición que la gran siderúrgica comenzó a combatir en el verano de 2021. Y lo hizo invitando a nuevas empresas: algunas, al decir de los trabajadores consultados, ajenas al convenio del sector de la industria auxiliar. Así consiguió dividir entre tres la plantilla original de Daorje: pasaron más de 1.500 a poco más de 500.

Este empequeñecimiento benefició a Arcelor Mittal, pero no al sector. Las empresas sin tarea esta semana no tienen posibilidad de reubicar al personal que está de brazos cruzados porque su contrato es también pequeño. Hasta el verano de 2021, sin embargo, esto era posible porque Daorje atendía muchos tajos distintos.

Las dos empresas que han comunicado ya su pretensión de romper su compromiso con la principal si no cambian las cosas dan empleo a centenar y medio de trabajadores, algunos de ellos, bajo el amparo de los Acuerdos de Oviedo (el pacto que viene de las reconversiones de los noventa que aseguraba el empleo a los trabajadores del sector sobre el devenir en el cambio de los contratos que la principal hubiera firmado con empresas).

Así que si estas dos empresas materializan su pretensión de romper sus contratos se va a generar un problema de manera inmediato: la subrogación de 150 trabajadores y la convocatoria del nuevo concurso para que nuevas empresas se hagan cargo de las tareas a las que las primeras renuncian. Se da la circunstancia, sin embargo, de que, según ha podido saber este periódico, el primer fleco –la garantía del empleo será "casus belli" de los sindicatos– mientras que el segundo no tiene visos aún de solucionarse. Volver al contrato único, como cuando Daorje, no parece que sea una posibilidad real.

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