El barrio que levó anclas y se echó al mar

El poblado de pescadores atrae a familias jóvenes que valoran la cercanía a los colegios, servicios de transporte y la escasa distancia al centro de Avilés

José Luis Rodríguez señala las fotografías históricas del barrio en el nuevo centro social. | Ricardo Solís

José Luis Rodríguez señala las fotografías históricas del barrio en el nuevo centro social. | Ricardo Solís / L. Landázuri

Lorena Landázuri

Lorena Landázuri

Poco queda ya en El Nodo que evoque a su germen marítimo, esa razón de ser por la que fue construido en los años 40 para albergar a aquellos que se echaban a la mar como medio de subsistencia. Así se fraguó el conocido como barrio de pescadores, entre redes y viviendas uniformes en las que ahora residen familias y gente joven. El lavadero público del barrio, punto de encuentro vecinal de la época, era uno de los vestigios que quedaban aún en pie, sin embargo, "también fue retirado y es una pena. Ahora, en su lugar hay coches aparcados", indica José Luis Rodríguez, presidente de la asociación de vecinos desde el año pasado.

A pesar de que sobre el terreno el barrio conserva poca esencia de sus orígenes, de las paredes de su nuevo centro social cuelga una colección de fotografías en blanco y negro de la época en las que se aprecian las calles y viviendas en su estado original, una distribución que favorecía la convivencia y el trato directo con los vecinos. Ahora, el tejido social lo vertebra la asociación, esa de la que sus miembros se enorgullecen de haber contribuido a mantener tras estar a punto de desaparecer en 2019. "Ese año hubo un cambio de junta directiva, pero al no tener un local ni medios para continuar estuvo a punto de extinguirse, pero por ahora navegamos", explica Rodríguez.

No obstante, la agrupación vecinal consiguió salir a flote y continuar su andadura contando en la actualidad con sus 304 socios y un espacio que favorece multitud de actividades como talleres de yoga, musicoterapia o bailes latinos y de salón. "Ayuda a reactivar el barrio y a que la gente se implique y se sienta partícipe de donde vive", cuenta.

La vieja iglesia de Sabugo es uno de los puntos que delimitan El Nodo y de los más emblemáticos del barrio. Fue en el siglo XVI cuando los pescadores reunidos alrededor de una mesa de piedra levantada junto al templo y que aún hoy perdura, decidieron hacer a la Virgen de las Mareas su patrona. "Ahí se reunían los marineros antes de salir a pescar", apostilla Rodríguez.

Si los orígenes del barrio se hunden en la mar, el nombre de la zona también tiene su historia y enlaza directamente con el noticiero franquista "El No-Do" que se emitía en el cine antes de la proyección de las películas.

El estado de las escaleras en la zona de La Goleta. | R.S.

El estado de las escaleras en la zona de La Goleta. | R.S. / L. Landázuri

El perfil de los residentes es uno de los rasgos que ha experimentado un cambio más notable. En los inicios, se construyeron viviendas sobre los prados de la zona para dar cabida a cerca de 300 familias de pescadores. Hoy la realidad es bien distinta. "La mayoría de viviendas las han vendido y están reformándose. Además, vive mucha gente joven. Es un lugar acogedor para todo el que viene y eso lo hace atractivo para familias jóvenes por la proximidad del barrio con muchos servicios: el centro está a pocos metros, tienes la estación de tren y de autobuses, el centro de salud de Sabugo lo tienes a 5 minutos andando, tenemos colegios como el Paula Frassinetti (Las Doroteas), el Santo Ángel o el Virgen de las mareas", resalta el líder vecinal. Un centro amplio en el que también convergen vecinos de diferentes procedencias. "Convivimos muy bien todos".

En esa sana convivencia hay que hacer un esfuerzo por asegurar la pervivencia de la asociación de vecinos y nada como poner el foco en los más jóvenes para garantizar el futuro de la agrupación. En ello trabaja ya la directiva a través de un perfil activo en Facebook en el que dar a conocer las actividades y proyectos en los que está involucrada la asociación y de los que los vecinos pueden ser parte. "Entre las últimas mejoras que estamos llevando a cabo destaca el cambio en los estatutos para favorecer la entrada de gente joven. Es importante ir pensando en el relevo desde ya y por eso colaboramos con mucha gente joven que se implica en un montón de propuestas", dice Rodríguez señalando uno de los dípticos informativos en los que se presenta la actividad estrella por estas fechas, un ecotaller navideño impartido por una vecina del barrio.

Actividades en las que los residentes se vuelcan y que cuentan incluso con lista de espera. "Las clases de pilates cuentan con 15 alumnos y hay lista de espera, yoga también tiene un grupo nutrido... hay interés", cuenta el presidente.

El nuevo centro social del barrio. | Ricardo Solís

El nuevo centro social del barrio. | Ricardo Solís / L. Landázuri

Pero no solo de talleres vive El Nodo, el coro "Virgen de las mareas" es una de las formaciones de las que los vecinos se sienten más orgullosos. El centro social es la base de operaciones donde ensayan cada miércoles y viernes. "Ya le han salido actuaciones en colaboración con el coro de Luanco y el de Gijón", presume Rodríguez.

La efervescente vida en El Nodo hace que el centro social se quede pequeño. Por ello, los vecinos cuentan con un local cedido por la iglesia de manera provisional para hacer juegos o disfrutar de una pequeña biblioteca que atesora cerca de 500 libros fruto de donaciones.

Sin embargo, a pesar de los cambios que ha experimentado el barrio desde su fundación, los vecinos señalan las mejoras que echan en falta, entre las que destacan un área abierta a los jóvenes del barrio para poder practicar deportes como fútbol o baloncesto, aunque sin duda, las baldosas de las escaleras en la calle Pruneda, cerca del entronque con La Goleta, a la altura de la entrada al poblado son una de las principales demandas de los residentes de El Nodo. Una estructura que presenta irregularidades y cuyos márgenes han ido hundiéndose a raíz de la construcción de los edificios colindantes. "Se han reparado en otras ocasiones pero no basta. Hay que hacerlas totalmente nuevas porque son un peligro. Ha habido más de un susto por el estado de las baldosas", denuncia Rodríguez.

Con mejoras pendientes por ejecutar, el barrio se prepara para una remodelación integral que el Ayuntamiento prevé realizar en El Nodo. "Está previsto que la obra mayor empiece en primavera del año que viene. Esta reforma contempla el asfaltado completo de la zona de pescadores y sustituir el alumbrado por luces LED", añade el presidente, al tiempo que augura un futuro prometedor para el barrio.

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