Entrevista | Agustín Medina Concejal de Servicios Sociales y Cooperación Internacional

"Nadie quiere vivir con 500 euros, el que accede a ayudas es porque no puede optar a algo mejor y nuestra labor es sacarle de ahí"

"Falta vivienda pública, hay lista de espera, pero de personas individuales y mucha familia monoparental que no necesitan pisos de 3 o 4 habitaciones"

Agustín Medina, en su despacho del Ayuntamiento. | R. Solís

Agustín Medina, en su despacho del Ayuntamiento. | R. Solís

Marián Martínez

Marián Martínez

Agustín Medina (Avilés, 1966) concejal de Cambia Avilés (CA) es secretario de organización de IU en la ciudad y tras las últimas elecciones municipales es en el gobierno bipartito el edil responsable de Servicios Sociales y Cooperación Internacional en el Ayuntamiento de Avilés. Un área compleja y en el que trabajan unos profesionales "fantásticos en todos los niveles, con una sensibilidad y una humanidad que les hace diferentes porque son muy vocacionales". Tiene muchas ideas que le gustaría desarrollar, pero todas ellas confluyen en un objetivo: trabajar de manera coordinada con otras áreas –vivienda, sanidad, educación, formación, y empleo para mejorar la calidad de vida y el bienestar de la ciudadanía.

–¿Cómo definiría los Servicios Sociales?

–Es una pata del estado de bienestar social como la educación, la sanidad y las pensiones. Es una labor invisible en muchos casos, pero hay derechos de la constitución que los garantizan los Derechos Sociales, como la vivienda. Cualquiera que no tenga recursos la única forma que tiene de conseguirla somos nosotros. Nos ocupamos de muchas cosas que son derechos básicos de los ciudadanos, pero que pasan desapercibidas. Uno de mis objetivos es visibilizar los Servicios Sociales

–¿Qué piensa cuando oye a quienes aseguran que hay gente que vive de los Servicios Sociales, de las subvenciones y que no quiere trabajar?

–Nadie, o casi nadie quiere vivir con 500 euros. El que tiene una ayuda de este tipo posiblemente es que no puede optar a algo mejor. Y nuestra idea es sacarlo de ahí. Salvo casos muy excepcionales, la ayuda tiene que ser temporal. Se garantiza un colchón de protección, pero a todas las personas que acuden se le establecen unos itinerarios para que esa persona recupere el rumbo de su vida. Con el salario social nadie puede tener calidad de vida. Eso que se dice es ridículo.

–Hubo polémica en la anterior legislatura con el salario social y cuando la consejera de Derechos Sociales planteó retirárselo a quien no cumpliera con la obligación de formarse y trabajar.

–Es cierto que hay personas que están desahuciadas laboralmente, y no se les puede dejar abandonadas, pero son un mínima parte. Lo que hace falta es que toda la tramitación sea más ágil, que encuentren un trabajo temporal y cuando se acaba quedas sin empleo, sin prestación por desempleo y sin el salario social.

–El problema de la burocracia.

–Sí. Hay un proyecto, la Tarjeta Social Única, que impulsa la Federación Española de Municipios y Provincias (FEMP) y consistiría en que en ella se incluyera tu historial y se acceda directamente. Por ejemplo, nosotros no tenemos información sobre el Ingreso Mínimo Vital, que gestiona la Seguridad Social. Eso provoca que salvo que la persona te diga que lo está cobrando, no lo sabemos. Eso genera problemas porque hay quien puede cobrar ambas prestaciones durante un tiempo y luego tiene que devolverlo y le supone un problema enorme, porque son personas que están al límite, con grandes dificultades económicas y puede haber utilizado ese dinero para cubrir las necesidades que tenía. ¿Qué pasa? Pues que mientras no lo devuelva tiene una deuda con la Administración y entonces no se le pueden dar ayudas públicas. Es un gran problema. Necesitamos más coordinación.

–¿Y en Asturias?

–Tenemos la Historia Social, que es algo parecido pero solo en el Principado. Estamos coordinados con Juventud, Educación, Empleo... Servicios Sociales tiene que trabajar en red, y este plan funciona muy bien. Lo que no sabemos es si se podrá mantener cuando entre en vigor la Tarjeta Social Única.

–La vivienda es un problema generalizado.

–Necesitamos vivienda pública. Digo más. Nosotros necesitaríamos vivienda para una o dos personas, no más. Hay una lista de espera de demandantes pero hay muchas familias monoparentales y personas individuales que no necesitan pisos de tres habitaciones o cuatro.

–¿Y qué alternativa ofrece el Ayuntamiento?

–Tenemos un programa con Cáritas que lo que hacemos es alquilar la vivienda y se subalquilan las habitaciones. Quienes las ocupan pagan su alquiler. Es una alternativa que está funcionando bien. En el mercado libre se están pidiendo 300 euros por habitación, que es una barbaridad. Y además, según el perfil, pues hay personas a las que no les quieren alquilar ni un piso ni una habitación. Ahora tenemos tres pisos con Cáritas y ahora vamos a abrir otra. La idea es ampliar.

–Esto lleva a preguntar por la lucha contra el sinhogarismo y el programa Housing First.

–Uno de los retos es acabar con el sinhogarismo. Tenemos los albergues, pero la tendencia en toda Europa es el Housing First, que está dando unos resultados estupendos. Cuando la persona tiene una vivienda, mejora en todos los ámbitos. Y tenemos otro modelo similar que se llama Derechos a la Vivienda. El modelo tradicional del Housing First está orientado a personas que llevan mucho tiempo en la calle, y nuestro programa tiene dos líneas, una es para quienes llevan poco tiempo viviendo en la calle y la otra, que es muy interesante y que es la de atención temprana. Lo que busca es atender a aquellas personas que no están en la calle pero que un día duermen en un albergue, otro día en una pensión, otro en casa de un amigo... Es decir, que los Servicios Sociales detectan que no tiene vivienda y acabará en la calle.

–¿Qué beneficios aportan estos programas al conjunto de la sociedad?

–Hay estudios que demuestran que las personas que tienen un lugar donde vivir utilizan menos los recursos sanitarios, por ejemplo. Pero además, si son consumidores de sustancias como por ejemplo el alcohol, está demostrado que reducen el consumo y que incluso llegan a abandonarlo. Cuando tienen una casa sienten que pueden tener estabilidad. Y en Asturias tenemos la ventaja de que esa vivienda es de Vipasa, de la empresa pública, y el gasto para el Ayuntamiento es menor porque se reduce al acompañamiento de los profesionales.

–¿En qué destaca el municipio de Avilés en Servicios Sociales sobre otros concejos?

–Estamos a la vanguardia en muchas cosas, y abiertos a todos los debates que se nos plantean y ver las posibilidades que puedan surgir. Pero hay que ir evolucionando porque las cosas van cambiando, los modelos van cambiando.

–¿Como empadronar a inmigrantes irregulares?

–Hay personas que viven en una habitación en una casa compartida, pero no les dejan empadronarse por distintos motivos. Entonces, viven aquí, pero no constan. Estamos viendo cómo podemos arreglar esto. En Gijón, por ejemplo, están más avanzados y pueden empadronar las ONG. Estas empadronado es una obligación, pero también es un derecho. Vamos a ver cómo podemos hacerlo, porque aún estamos empezando. Nosotros empadronamos a personas en el albergue para tener a dónde remitir notificaciones. La idea es que sea una persona conocida de los Servicios Sociales.

–Usted también es el responsable de Cooperación Internacional, que hay partidos que entienden que habría que eliminar de los presupuestos.

–Cooperación Internacional e inmigración se cruzan mucho. Aquí nos centramos en países del Sur, pero hay que cambiar la concepción, que no se vea a los inmigrantes de manera hostil, como si nos estuvieran llevando dinero y quitando trabajo. De hecho, están aquí trabajando y aportando. Lo que ellos quieren es poder trabajar de manera legal y no vivir con el miedo de la deportación.

–¿Cómo se arregla esto?

–Yo creo que debería haber una regularización masiva de inmigrantes, también con condiciones. Ya las hubo. Por ejemplo, que lleve al menos un año y lo puedan acreditar. Hay personas aquí que están trabajando, pero no pueden regularizar su situación.

–Esto tiene que ver con el empadronamiento.

–Claro, porque para legalizar tu situación tienes que demostrar que llevar dos años en el país, y lo necesitas para que te den el informe de arraigo. Y también que participas de manera activa en la vida social de la ciudad: si estás en una asociación, si te estás formando... todo ese tipo de cosas. Es verdad que se necesita también una oferta de trabajo, y hay casos en los que eso ya está ocurriendo.

–Los empresarios dicen que les cuesta encontrar personal cualificado. ¿Sería una solución?

–Muchas de las personas que vienen son cualificadas, han realizado estudios en su país. Por ejemplo, el joven que viene de África. La familia junta dinero y envían al más preparado, al que más formación tiene, para que encuentre un empleo aquí y envíe dinero allí. Para ellos es una inversión. Vienen personas con oficios, y también con cualificación universitaria, aunque en estos casos tienen problemas de homologación. Pero nosotros, a través de Empleo, podemos darles certificados de profesionalidad en oficios.

–Para estos presupuestos, Vox planteó dedicar el presupuesto de Cooperación Internacional a otros proyectos aquí.

–Nuestros proyectos no son políticos, son de ayuda para la educación, la sanidad, la igualdad. Lo que buscan es el desarrollo en aquellos países y trabajamos con ONG. ¿A quién le puede parecer mal que se haga un hospital, o se invierta en Educación? La idea es que puedan tener oportunidades en sus países, y no tengan que jugarse la vida para venir aquí.

–¿En qué estado se encuentran los proyectos de "Siete Enanitos" y de Rey Pelayo?

–Los dos siguen adelante según lo previsto y no creo que vaya a tener ningún problema.

–En un rápido vistazo al panorama nacional, ¿Cambia Avilés, la confluencia de Podemos e IU, es un rara avis?

–Nosotros siempre lo fuimos. Nuestra vocación es municipalista. En la anterior legislatura ni siquiera IU de Asturias quiso ir en coalición. Pero aquí se da la circunstancia de que aquí nos conocemos todos, y ya anteriormente Somos e IU votábamos los mismo. Es verdad que a nivel estatal no hay manera.

–IU de Avilés ha ido siempre por libre, y ahora Podemos también se encuentra en una situación compleja. ¿Cómo consiguen mantener en Avilés la unidad?

–Bueno, nosotros ahora estamos en sintonía con IU de Asturias, pero hubo un tiempo en que no fue así, y no nos afectó en nuestro trabajo. Pues ahora igual, estamos centrados en la gestión municipal.

–Y tras los enfrentamientos del anterior mandato con los socialistas, ¿cómo ven ahora la situación desde el gobierno compartido?

–Hasta ahora no se ha planteado ningún conflicto. Hablamos mucho, negociamos, y habrá alguna cosa que nos pueda gustar menos y otra más, pero no ha habido problema hasta ahora. No nos sentimos relegados, ni nada. Cuando negociamos el pacto de gobierno, analizamos los programas y coincidíamos en un 80% de las cosas. Hubo asuntos de discrepancia, como el agua, pero llegamos a acuerdos.

–El PSOE son nueve concejales y Cambia Avilés cuatro. ¿Temen acabar fagocitados por los primeros?

–Hombre, no notamos que sea un objetivo del PSOE, pero tenemos que trabajar para que se note que Cambia Avilés está en el gobierno y que aportamos y hacemos cosas importantes para el bienestar de la ciudadanía.

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