Entrevista | Cristina Inogés Teóloga

"Las mujeres no tenemos ansia de poder eclesial, solo queremos ser escuchadas"

"Sin Cáritas, en España la realidad sería distinta: habría más frío, hambre y miseria"

La teóloga Cristina Inogés.

La teóloga Cristina Inogés.

Francisco L. Jiménez

Francisco L. Jiménez

El Sínodo o asamblea deliberativa de la Iglesia católica iniciado el pasado octubre en el Vaticano ha roto los moldes de la tradición al dar voz y voto a las mujeres, un sector de la Iglesia históricamente relegado a un segundo plano y que espera mucho de la cita. Las mujeres participan en los debates y votarán el documento final, algo hasta ahora reservado solo a los prelados, de algunos de los cuales se dice que no han acogido bien este gesto de apertura ordenado por el Papa Francisco. Votarán 54 mujeres de un total de 464 participantes en el Sínodo y una de ellas es la teóloga aragonesa Cristina Inogés, que este jueves, a las 18.30 horas, dará una charla en el Centro de estudios Universitarios de Avilés por iniciativa de Cáritas Arciprestal de Avilés y, precisamente, para hablar de cómo esta entidad debe afrontar los retos del siglo XXI. Atiende a LA NUEVA ESPAÑA por teléfono para hacer esta entrevista.

–Ya que viene a Aviles invitada por Cáritas, empecemos por ahí: ¿qué Cáritas necesita el siglo XXI?

–El papel de Cáritas es dar voz a quien no la tiene, abrigo y cobijo a quien no tiene dónde ir, ser la conciencia que nos dice que hay gente que necesita ayuda para salir adelante y promocionar a los desfavorecidos para que tengan una vida digna.

–Dice "promocionar", no dice "dar ayudas". No es lo mismo.

–En absoluto. Puede haber una situación puntual, como una catástrofe, en la que Cáritas da ayuda; pero el enfoque de la labor social de Cáritas no es meramente caritativa, sino promocional, en el sentido de proporcionar los recursos para salir de las situaciones de necesidad. Este debe seguir siendo el pilar sobre el que construir en el siglo XXI porque ya hace años que nos dimos cuenta de que con dar ayuda no basta. Eso y generar esperanza; pero no la que remite a esperar que pase algo, sino la de pico y pala, la que nos dice que siempre hay una salida y la encontraremos si la buscamos con ahínco.

–Al respecto de lo que dice de "ser conciencia" de la desigualdad social, ¿no conlleva eso el riesgo de contrariar a quienes preferirían la difusión de imágenes sociales menos ásperas?

–Cáritas maneja datos objetivos y los divulga con responsabilidad y ánimo de crítica constructiva. ¿Qué explicitar la existencia de bolsas de pobreza y marginación hace fruncir el ceño a algunos? Puede ser, pero eso no es problema de Cáritas.

–¿Se imagina cómo sería la vida para miles de personas en España si no existiera Cáritas?

–Me resulta imposible pensarlo siquiera, para mí esa hipótesis es inconcebible. Sería, supongo, una realidad mucho más fría, con más hambre, con miseria...

–A usted, un día la llama el Vaticano y le dice que ha sido elegida para participar en el Sínodo, una importante asamblea eclesiástica que siempre ha estado reservada a los hombres. ¿Cómo encajó semejante noticia?

–En realidad me llamaron tres veces: para formar parte de la comisión metodológica, para hacer la meditación de apertura del Sínodo y, finalmente, para participar en el Sínodo propiamente dicho. Es decir, mi asombro ha ido subiendo de nivel conforme pasaron los meses. ¿Qué cómo me sentí? Pues, sobre todo, muy cargada de responsabilidad por lo que la elección tiene de trascendente y la importancia, lógicamente, de lo que se debate en el Sínodo.

–¿Se siente cuota femenina al estilo de las que se dan en otros ámbitos?

–A ver, si los laicos y las mujeres hemos logrado tener voz y voto por primera vez en el Sínodo ha sido por una decisión personal del Papa Francisco, que quiere iniciar un nuevo camino. Yo lo veo más como un proceso natural que tenía que llegar. No obstante, ha costado llegar, a qué negarlo: durante veiuntiún siglos hubo una puerta cerrada y algunas mujeres perdieron la vida por tratar de abrirla.

–Corren vientos de feminismo y empoderamiento de la mujer. ¿Este gesto del Papa en el Sínodo será un espejismo o cree que el paso dado es irreversible?

–No sé si será irreversible, pero supongo que se podrán buscar fórmulas para consolidarlo.

–¿Lo dice porque, como ha trascendido, hay tensiones en el obispado por la apertura del Sínodo a las mujeres?

–Yo no veo esas tensiones, lo que veo es que estamos pisando un escenario nuevo y todos estamos situándonos.

–Hablemos, en fin, del desarrollo del Sínodo: ¿sus primeras conclusiones?

–Teniendo en cuenta que aún no ha finalizado, lo que saco en claro es que no estamos tratando de hacer una nueva Iglesia, sino de hacer Iglesia de un modo diferente.

–¿Y en esa Iglesia "hecha de modo diferente", qué papel tendrán las mujeres?

–Nadie tiene un papel en la Iglesia, tampoco las mujeres, más allá del que da a cada uno el bautismo. Las mujeres no somos el epicentro del Sínodo y tampoco de la problemática de la Iglesia porque hay muchos otros colectivos sin voz que deben ser escuchados. Y a eso es a lo que aspiramos las mujeres: no es un absoluto una cuestión de ganar poder eclesiástico sino de ser escuchadas.

–Colectivos como los divorciados o los adscritos al movimiento LGTB...

–Son temas que han salido, pero también han sido invitados practicantes de otras religiones... El proceso de escucha es muy amplio y estamos en un proceso que tratamos que sea convergente y de ensanchamiento de nuestra base. Pero esto lleva tiempo, mucha reflexión y tampoco se ha votado nada.

–Sigo con la sensación de que no ha sido clara con respecto a la misión de la mujer en la Iglesia. ¿Hay más puertas que abrir, techos de cristal que romper?

–No es cuestión de derribar puertas o romper techos sino de provocar encuentros. Como le dije antes no perseguimos poder, sino ser escuchadas.

–Voy a ser más claro: ¿cree que debe abrirse el debate sobre el sacerdocio femenino?

–Yo estudié Teología por una cuestión vocacional que me dio el bautismo. El sacerdocio también es una vocación.

–Pero la mujer que tenga esa vocación se encuentra ahora mismo impedida a materializarla.

–Lo suyo es que hubiese la posibilidad...