La fábrica de Saint-Gobain de Avilés da la nota negativa en los resultados del grupo

La multinacional presenta datos positivos a nivel mundial que no se corresponden con los números conseguidos en las plantas de La Maruca

Instalaciones de Saint-Gobain Cristalería, en Avilés. | Mara Villamuza

Instalaciones de Saint-Gobain Cristalería, en Avilés. | Mara Villamuza / Saúl Fernández

Saúl Fernández

Saúl Fernández

"En un entorno macroeconómico difícil, Saint-Gobain una vez más ha demostrado fortaleza", destacó Benoit Bazin, el presidente del grupo Saint-Gobain a nivel mundial cuando presentó las cuentas del pasado ejercicio. Y añadió: "Estoy convencido de que 2024 será otro año exitoso para Saint-Gobain, gracias al buen comportamiento en los mercados emergentes, asiáticos y de rápido crecimiento de América del Norte y a la fluida integración de nuestras recientes adquisiciones, particularmente en productos químicos para la construcción". Y esto es así en contraposición a lo que sucede en el área de Europa Occidental –donde la compañía coloca la fábrica de Avilés–: "La rehabilitación continuará mostrando resiliencia frente a la nueva construcción que seguirá con dificultades". O sea, que el grupo va bien, pero la fábrica de Avilés no tanto.

Desde la delegación española de la multinacional explican: "El éxito global como grupo no debe ser interpretado como un indicador de lo que sucede en Avilés". Y es que, recuerdan, Saint-Gobain "no sólo se dedica a hacer vidrio" que es, a fin de cuentas, lo que sale de las instalaciones fabriles de La Maruca.

Para la delegación española de Saint-Gobain, las plantas de Avilés "tienen problemas de estructura y también de flexibilidad". Y profundizan: "La parte social tiene que adaptarse a los tiempos que corren": los de que no se venden coches y, por lo tanto, tampoco se fabrican y en consecuencia, las auxiliares reducen sus ingresos (el negocio de parabrisas de Sain-Gobain no deja de ser auxiliar del automóvil). Por lo que se refiere al Glass los resultados son "un poco mejores que en Sekurit, pero tampoco los mejores posibles".

La síntesis de esta situación –la de que el grupo vaya bien económicamente hablando, pero la fábrica de Avilés no tanto– es que "el centro de trabajo de La Maruca no obtiene la rentabilidad que el grupo tiene prevista para él" porque, al fin y al cabo, los que se busca es que "todas las unidades sean rentables para que contribuyan a las finanzas del grupo".

Suscríbete para seguir leyendo