El médico avilesino Pablo González se estrena como escritor

"Las mareas de Pepín Garay", con ilustraciones de Elena Menéndez, condensa relatos breves que hablan de víctimas del franquismo silenciadas durante décadas

Pablo González y Elena Menéndez, con el libro.

Pablo González y Elena Menéndez, con el libro. / F. L. Jiménez

Francisco L. Jiménez

Francisco L. Jiménez

La historia de Casimiro Pérez, pescador de Cudillero combatiente en el bando republicano en la guerra civil española, se guardaba intencionadamente en casa de su nieto avilesino Pablo González García dentro de una caja imaginaria cerrada a cal y canto. Intencionadamente olvidada, como la de cientos de perdedores de la guerra, víctimas del franquismo, exiliados y represaliados. "Ha sido mi generación la que ha abierto la tapa de esa caja que estuvo cerrada durante los años del silencio, ese tiempo –décadas– en el que de estas cosas no se hablaba en las casas", comienza diciendo Pablo González a modo de aproximación al contenido del libro que acaba de publicar y que, entre otros, tiene de protagonista a su abuelo.

"Las mareas de Pepín Garay" es el título del libro, un compendio de relatos breves que acercan al lector a las vivencias y sufrimientos de personas que, como Casimiro Pérez, sufrieron en carne propia las penalidades de la guerra y la posterior privación de libertad. "Mi abuelo estuvo preso en Navarra, es una de las cosas de las que me enteré cuando reconstruí la historia familiar", apunta el escritor novel. También salen en el libro las hermanas del pescador pixueto que se convirtió en soldado, mujeres que en su caso también fueron presas por su papel activo a favor de la II República Española.

"Empecé a escribir relatos en lo gordo de la pandemia, a ratinos. Poco antes de que el covid nos metiera en casa había hecho un taller de escritura en el Ateneo Jovellanos con Ricardo Menéndez Salmón y como lo tenía fresco me dio por escribir. Cuando junté una docena de relatos pensé en darle formato de libro, y así surgió ‘Las mareas de Pepín Garay’", explica el autor.

Pablo González García tiene la escritura como afición, porque la actividad que más tiempo le absorbe es la medicina, que ejerce en el centro de salud de Villalegre. Ese vínculo profesional con la salud explica que alguno de los relatos del libro tengan que ver con la profesión médica. Y respecto a las ilustraciones que acompañan los relatos, la razón se llama Elena Menéndez Muñoz, más conocida por su alias artístico: Miss Prosperity. "Pablo y yo nos conocemos desde críos del barrio de Versalles y cuando tuvo armado el libro me habló de la posibilidad de ilustrarlo", explica. Menéndez ha realizado con anterioridad otros trabajos gráficos, pero como ilustradora de libros éste es también su debut. "Como todo proyecto nuevo me generó al principio cierta incertidumbre. Ahora que el trabajo está hecho y plasmado en las páginas, lo que siento es satisfacción", cuenta la artista.

Las diecisiete láminas creadas por Miss Prosperity –incluida la portada del libro– tuvieron una primera versión en blanco y negro porque ni ella ni el escritor veían factible un lanzamiento editorial a todo color, pero finalmente esa posibilidad se materializó y Elena Menéndez tuvo que rehacer toda la obra. "Empleé técnica mixta, con una primera fase de vertido de fondos a modo de mancha expresionista y remate con dibujo buscando más la línea y el detalle", detalla. La ilustración más especial del libro, con todo, es la imagen del parchís que el abuelo de Pablo González dibujó estando preso en Pamplona para matar el tiempo jugando con otros reclusos. Un tiempo robado a su vida que durante décadas nadie quiso contar y que ahora su nieto saca a la luz.

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