Un tercio de quienes pidieron ayuda para dejar la droga en Avilés estuvo antes en prisión

El centro de tratamiento de Piqueros atendió en 2023 a un centenar de personas, la mayoría hombres, aunque la cifra de mujeres aumenta

Instalaciones de Amigos contra la Droga, en una imagen de archivo. | R. Solís

Instalaciones de Amigos contra la Droga, en una imagen de archivo. | R. Solís / M. Mancisidor

Myriam Mancisidor

Myriam Mancisidor

Tres de cada diez de hombres y mujeres que llaman a la puerta de Amigos Contra la Droga, colectivo que ofrece asistencia para el tratamiento de las adiciones, reciben el alta terapéutica tras ocho meses, de media, a tratamiento. El camino que en Avilés allana un equipo de psicólogas clínicas e integradoras sociales no es, ni de lejos, sencillo. Al centro de Piqueros de Abajo acuden personas de mediana edad que comenzaron a tontear con las drogas cuando aún no habían cumplido los 16 años. Un porro, una copa de alcohol, cocaína... Así, año tras año, hasta que piden ayuda: unos por iniciativa propia, otros derivados de salud mental, centros de penitenciarios o con una orden judicial bajo el brazo. El 35% de usuarios de Amigos Contra la Droga estuvo alguna vez en prisión.

En total el centro atendió el pasado año a 105 personas: «La proporción de hombres es muy superior a la de mujeres pero ésta continúa la tendencia al alza de los últimos años», explican las trabajadoras en la memoria de 2023. Ellos además son cada vez mayores; ellas, más jóvenes y con hijos. La memoria de Amigos Contra la Droga refleja, asimismo, otra cruda realidad: de las 22 mujeres a tratamiento el año pasado, un total de 15 había sido o estaba siendo víctima de violencia de género cuando pidió ayuda. El dato avilesino es reflejo de la estadística nacional: en España, más del 60% de las mujeres en tratamiento por problemas de adicciones han sufrido violencia de género, según de recoge un informe realizado por el Plan Nacional sobre Drogas y la FEMP, que apunta a que, dependiendo del año, esta cifra puede elevarse al 80% o al 90%.

¿Y por qué solicitan tratamiento? La respuesta: policonsumo. «Siete de cada diez personas atendidas consumía más de una sustancia. La combinación más frecuente es cocaína más alcohol», precisan las profesionales en la memoria. El consumo de «caballo» en Avilés es residual. Inciden a su vez en un dato: de padres drogadictos, hijos con riesgo de adicción. En números: seis de cada diez personas a tratamiento en Amigos Contra la Droga tenía antecedentes familiares de adicción al alcohol y otras drogas.

¿Y de qué viven estas personas? Al inicio de los tratamientos, el sesenta por ciento de los beneficiarios de Amigos Contra la Droga estaba en situación de desempleo y el treinta y tres por ciento carecía de ingresos.

El colectivo avilesino repartió entre varias familias y de forma regular cerca de 10.000 kilos de comida. El resto (67%) se mantenía de salarios, el ingreso mínimo vital, subsidios, pensiones o rentas.

Tratamiento

Al centro de Piqueros se puede acudir a diario o de manera ambulatoria (con entrevistas con las psicólogas y control de analíticas aleatorio). Además hay formato mixto combinando las sesiones individuales con algunos grupos terapéuticos. El tipo de tratamiento es decidido por las profesionales del centro en función de la problemática de cada usuario. En La Magdalena tratan adicciones de todo tipo: en los últimos años las demandas de tratamiento más frecuentes son para problemas de alcohol y cocaína. Todos quieren salir del pozo, pero no todos lo consiguen.

Según pasan los meses, algunos usuarios mejoran. Sus familias también, tanto que puntúan la ayuda recibida con un 5,71 sobre 6. «Habéis sido una luz de esperanza cuando creíamos todas las vías agotadas. Seguid salvando vidas», es uno de los varios testimonios que acompañan la memoria de 2003 de Amigos Contra la Droga, que también asesora sobre adicciones a familiares y personas allegadas. El año pasado atendieron 239 nuevas demandas de asesoramiento.

El centro se fundó en 1989 y se inauguró en 1991. En este tiempo ha prestado asistencia a más de un millar de personas con trastornos por abuso de sustancias de toda la región. La duración estimada de los tratamientos es de seis a diez meses. El régimen ambulatorio, el último paso antes de salir del túnel, es variable, y puede llegar al año de duración.

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