Balcón al muelle

Lágrimas que el año que viene serán de alegría

La gratitud y admiración de los avilesinos hacia la labor de las cofradías de la Semana Santa ante su aspiración al reconocimiento como Fiesta de Interés Turístico Nacional

Covadonga Jiménez

Covadonga Jiménez

Las precipitaciones están haciendo llorar a muchos cofrades estos días, que ven cómo en el último momento no han podido salir en procesión. Ilusiones rotas que se pudieron ver este Miércoles Santo o en el tradicional Sermón del Desenclavo y la procesión del Santo Entierro del Viernes Santo.

Lágrimas que el año que viene serán de alegría

Lágrimas que el año que viene serán de alegría / Covadonga Jiménez

En las páginas de este diario y en su edición digital podíamos ver a una cofrade de La Dolorosa sin poder contener las lágrimas al no poder salir a la calle. Las palabras de consuelo de sus compañeros bien podían resumirse en esta idea: "Esas lágrimas el año que viene serán de alegría". No pudieron sacar a su Virgen para el Santo Encuentro y en Viernes Santo le cantaron bajo los soportales de la calle San Francisco, pero el emocionante momento del recorrido nocturno de La Soledad permitió visibilizar el esmero y dedicación que hay detrás de las cofradías y hermandades avilesinas, llueva o acompañe la meteorología. Y toda esa labor bien merece el preceptivo reconocimiento en forma del esperado sello como Fiesta de Interés Turístico Nacional.

La presencia cada vez mayor de jóvenes y niños hasta formar una familia de más de dos mil cofrades no solo ayuda a hacer ciudad sino que acerca la tradición recibida de muchos años atrás.

La Semana Santa avilesina se viene celebrando con el esplendor actual y de forma ininterrumpida desde 1948, recogiendo la tradición heredada del siglo XVII. Las ocho hermandades registradas en la ciudad organizan desde el Domingo de Ramos una decena de procesiones con una veintena de pasos, mostrando dieciséis imágenes, con la consiguiente labor de organización que hay detrás de todos los actos.

Es de celebrar también la estupenda ligazón de este año haciendo pregonero de la Semana Santa de la villa a Benjamín Lebrato, presidente de la Cofradía de El Bollo, la fiesta que sucede a estos días de procesiones y actos litúrgicos. La continuidad de ambas celebraciones no hace sino situar a Avilés como referente en estas fechas. Como se proclama en la Pascua de Resurrección: regocijémonos y alegrémonos.

Las lágrimas del inicio de la Semana Santa de los cofrades se convierten en lágrimas de alegría con la llegada de la Pascua a las calles de Avilés. El colorido que ocupa desde hace días los escaparates de las confiterías anuncia una fiesta muy querida y señalada en la ciudad en la que la Comida en la Calle adquiere un carácter especial y que tiene, si se me permite, más lazos de los que pudieran esperarse con las días precedentes. Este lunes de Pascua es la jornada reservada para comer con la familia querida, de recibir visitas entrañables, de interrumpir las comunicaciones por redes sociales para hacerlo cara a cara y de volver a emocionarse tras el pequeño sacrificio de preparar para unos algo por los que otros dan las gracias. En definitiva, que sea esta Pascua avilesina momento para cambiar el ánimo, engancharse a la frescura de miras y claridad en el quehacer diario, enterrar los desprecios y ataques, pero sin dejar de contar qué ha sido lo peor y que quizá ni ha valido la pena.

Déjense sorprender por lo que viene, reflexionen sobre el pasado y compartan lo mejor del presente con quienes están hoy.

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