La comida de los superhéroes: hasta Batman vino al banquete del Bollo en Avilés

Roxanne Horvath, vicealcaldesa de San Agustín, se queda asombrada por la multitudinaria celebración callejera de Pascua: "Tenemos que pensar en cómo emular esta fiesta en la Florida"

VÍDEO: ¿Por qué la Comida en la Calle de Avilés es una cita obligada en el calendario festivo asturiano?

VÍDEO: Noé Menéndez / FOTO: Ricardo Solís/ EDICIÓN: Amor Domínguez

Saúl Fernández

Saúl Fernández

Las fiestas del Bollo de Avilés, como la canción aquella de Álex y Christina, hizo chas y apareció en la ciudad; y un rato después, desapareció deprisa, deprisa. Las brigadas de intendencia de la organización se movieron más rápido que Flash al este del río Pecos para devolver la normalidad a la ciudad por la que anduvo, hasta media tarde, el mismo Batman. "He venido a arrancar la sonrisa de los niños: unos lloran y otros no. Así es la vida de un superhéroe", dijo el hombre murciélago a un primer periodista. Cuando un segundo le pidió identificación, solo consiguió lo evidente: "¿Y usted quién es?", preguntó el reportero. "Soy Batman", dijo, pero sin voz cavernosa.

Aunque la Comida en la Calle sea eso –comida–, es más una fiesta de mover esqueletos que de hacer sobremesa. Antes de todo esto, Roxanne Horvath, que es la vicealcaldesa de San Agustín de la Florida –la ciudad hermanada con Avilés desde hace un ciento de años–, cuenta a LA NUEVA ESPAÑA que está "impresionada" con lo que ha visto estos días en que anda por Avilés –se marcha hoy mismo, a las 7.00 de la mañana–. "Tenemos que pensar en cómo emular esta fiesta en San Agustín la próxima Pascua", confirma cuando se le pide concreción en este deseo. Horvath, que preside la delegación norteamericana en Avilés, ha visto "el recogimiento de la Semana Santa" y las ganas de fiesta de la Comida en la Calle y esta combinación heterogénea de pareceres le ha llamado tanto la atención como para calificarlo de "asombroso".

Este asombro lo demostró en la plaza de España. En el resto de las del casco histórico lo que había era mucha música. Se pudo bailar por Luz Casal –en versión "La Movida"–, y también de la "Patrulla Dixie", que es una banda de jazz al estilo Nueva Orleáns; "con un tubista gallego", apuntan en un momento de recuperar fuerzas con cervezas apoyadas sobre un barril, el plan más inmediato para planear la tarde de fiesta.

Ayer el Ayuntamiento de Avilés había dispuesto 15.000 puestos y 5.000 metros de mesa y mantel, pero el personal –solo hacía falta darse un paseo por la ciudad– fue menos de esos 15.000 comensales publicitados de manera oficial. Y aún y todo, la fiesta no tuvo igual. Muchos bares suplieron la falta de asientos en el parque del Carbayedo por terrazas especiales: comida al aire, pero el menú de toda la vida.

Batman, mientras tanto, se encamina a Hermanos Orbón y allí se cruza con otro periodista. "No quiero peleas, solo vengo a divertirme", sonríe, con la niña Nela Posse a su vera, los dos posando para el fotógrafo en la plaza del Mercado, que ayer no hubo porque tiene prioridad la fiesta (hoy vuelve). "Luego más tarde me voy a Gotham", anuncia. Y es que, aunque "de normal" donde el superhéroe vive sea en Gotham, en Avilés no deja de ser superconocido: comió en la calle La Fruta y luego de atender a la prensa, siguió la ronda de cámara de fotos en cámara de fotos. Si Batman es una "rock star" no lo va a ser menos el presidente Adrián Barbón.

–¡Presidente, presidente!

Y allí se acudía voluntarioso el de Laviana. Todos –jóvenes, mayormente– querían una foto con Barbón. Y se las hizo por decenas. Sobremanera, cuando cruzó el parque Ferrera, que en días como estos, funciona como pradera de picnic. El presidente Adrián Barbón, en el foco de todo aquel con quien se iba cruzando. "¡Pero qué delgado está!", señalaron unos; y otros profundizaron más en la idea. Rodrigo Eyaralar, por ejemplo, señaló así, como si nada, que al presidente "se le está quedando el tipo de Ministro". No dijo, eso sí, de qué cartera. "¿Podemos hacernos una foto contigo presidente?", pidió un grupo de amigas. Y ahí se dejó fotografiar.

Cariño –y hasta "love" (amor)– fue lo que sintió la vicealcaldesa de San Agustín. "Nos encantó ver esa carroza que emula el arco de Avilés Street. Y también la del coche de las autoridades de mi país hace cien años", añadió Horvath satisfecha con estos días festivos tan heterogéneos (Pasión y Pascua).

Habla para poner la guinda a la crónica Pachi Escanciano, que es una leyenda de la hostelería avilesina –fue el dueño del Cactus Bar, allá en los 90, entre Rivero y San Juan de Nieva–:"Hacía años que no me quedaba a ver el desfile de carrozas. Y me gustó mucho. Estuve en el concierto de ‘L-R’. Voy a darme un garbeo, pero no me voy a quedar: ya no tengo edad". Y es que, como el clásico de Álex y Christina, el tiempo también hace chas y desaparece de tu lado.

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