Las explicaciones de Saint-Gobain sobre el cierre de su fábrica en Avilés: la clave está en Marruecos

Los trabajadores acusan a la multinacional del "estrangulamiento" de la planta avilesina para que no haya sido capaz de mantener el mercado de recambios y nuevos contratos

Instalaciones de Saint-Gobain en Avilés. | Efe

Instalaciones de Saint-Gobain en Avilés. | Efe / Saúl Fernández

Saúl Fernández

Saúl Fernández

Los sueldos elevados de los trabajadores sumados al mayor coste de producción en las instalaciones fabriles de Avilés colocan a la fábrica de parabrisas de Saint-Gobain en La Maruca (Sekurit) en desventaja frente a las bondades que, según el punto de vista de la dirección de la multinacional, llegan de la planta de Kénitra, que es un centro industrial situado unos pocos kilómetros al norte de la capital marroquí, en Rabat, donde se fabrican coches (Renault, Peugeot), pero también componentes de esos vehículos.

Estos elevados gastos –en comparación con otros centros de trabajo de la zona mediterránea– están en el centro del huracán que ha empezado a soplar este lunes, cuando la compañía que preside Benoit Bazin anunció la puesta en marcha de las negociaciones destinadas al cese de operaciones de la fábrica de parabrisas de Avilés y al correspondiente despido masivo del orden de 160 trabajadores directos de la fábrica y, al menos, a 120, indirectos.

"Estrangulamiento"

Esta circunstancia –que es más caro producir en Asturias que en Marruecos– la defendió ayer ante una representación de los trabajadores el responsable de la redacción del informe justificativo –de casi doscientos folios– en el que se explican las razones del cierre de la planta. Este asesor –lo llamaron "consultor"– protagonizó la segunda de las reuniones del período informal de negociación del expediente de extinción de contratos en la planta de parabrisas. Los trabajadores rebatieron su argumentación cuando observaron que la defensa del cierre "era de parte" y, en consecuencia, determinaron dar "poca o nula credibilidad a estos informes". Y es que, según los trabajadores, en el informe del "consultor" "queda constancia de que el cese de actividad se debe a un ‘estrangulamiento’ que la propia Saint-Gobain ha querido hacer con el centro de Avilés".

Aparte de lo sucedido en la compañía desde que Saint-Gobain decidió invertir en Marruecos y dejar de hacerlo en Asturias, las razones del cierre se combinan también con el desarme de la tarea avilesina. O eso es lo que defienden los trabajadores consultados (la empresa decidió abrir comunicación con la prensa la próxima semana). Producir en Avilés es caro y la fábrica no ha sido capaz de amarrar mercados que llegaban a la multinacional (la competencia de Avilés aparte de con la propia competencia –otras empresas–, son otros centros de trabajo de la propia compañía porque así lo considera la propia compañía). La falta de capacitación para recoger estos mercados, según ha podido saber este periódico, no tiene responsables.

Promesa de Lisboa

Los trabajadores recordaron que en 2021, con el cierre de Sekurit en Santa Iria de Azóia, en Loures, junto al municipio de Lisboa, llegó una promesa a La Maruca: los parabrisas de recambio, lo que se dejó de producir en Portugal, los iba a heredar Avilés. Esta promesa, es cierto, no cosechó aplausos entre los representantes sindicales asturianos (si Portugal cerraba era porque su producto no era económicamente factible y si no lo era en la orilla del Tajo difícilmente podría serlo a orillas de las ría de Avilés, o eso creyeron pensar).

Se da la circunstancia de que la posibilidad de incorporar parabrisas de recambios a la tarea de los trabajadores de La Maruca ya no resulta factible, puesto que el papel que se proyectó para la planta de Avilés fue adjudicado a otra planta. Y está en Rumanía. O sea, que Avilés dejó de hacer repuestos porque Saint-Gobain decidió que no los iba a hacer porque quedaban en manos de una planta del otro lado de Europa.

Reestructuración

Este anuncio lo explica la representación sindical diciendo: "La compañía llevó de manera unilateral aquella reestructuración y no dio el resultado vaticinado por los gestores de esta empresa. Lo más sorprendente de esta situación es la tomadura de pelo a la que nos llevan sometiendo desde noviembre del año pasado". Entonces es cuando la empresa decidió desarmar Avilés para armar Rumanía y hacerlo con los parabrisas que iban a salvar las producciones fabriles avilesinas.

O sea, que las razones que recomiendan el cierre son variadas, pero todas desembocan en que la planta de Avilés está fuera del campo de la de competitividad y de su propia sostenibilidad. Esto se opone a la desarrollada en Kénitra, que tiene más ventajas: en costes de producción, en salarios... Pero también sucede algo semejante e en la planta de Arbós –que también sufrió una reconversión reciente.

Por otra parte, el comité de fábrica decidió comenzar con las concentraciones el lunes.

El PP exige "depurar responsabilidades políticas"

Pablo González, que es senador por Asturias del Partido Popular (PP), considera que hay que «depurar responsabilidades políticas» por el cierre anunciado este pasado lunes del departamento de parabrisas que la multinacional Saint-Gobain tiene en La Maruca, en Avilés. «Esta situación se puso en conocimiento del Gobierno regional hace tres años, se llevó a comisiones de Economía o, incluso, al Pleno de la Junta General, el parlamento asturiano, y no se hizo nada. Yo recuerdo decir al consejero de Industria [Enrique Fernández] que tenían una oficina que velaba para saber qué estaba pasando con las inversiones extranjeras que viniesen para Asturias y así intentar actuar con previsión. Cero. Fueron todo palabras». Añadió: «Avisos los hubo durante muchísimos años, mentiras diciendo que se estaba encima de la situación, también. Entonces lo que hay que depurar son responsabilidades», señaló. Y esas tienen nombre y apellidos: los del antiguo consejero de Industria y los del actual presidente del Principado, Adrián Barbón. Para el PP, lo que sucede en Saint-Gobain no es ninguna sorpresa. Entiende que los problemas que tienen ya hace tiempo que debieron de ser abordados por las administraciones públicas, que tienen una responsabilidad en este asunto «y hay que llegar hasta el final para saber qué se ha hecho, qué reuniones hubo y qué compromisos hubo, porque aquí hay que hilar fino». Como ejemplo de esa responsabilidad, el senador incidió en el dato de que, de los 3.000 millones de euros que se recauda por los derechos de emisión de CO2, en España únicamente se destinan el 8% a la descarbonización cuando la Unión Europea permite llegar hasta más allá del 25%. El propio González y la portavoz avilesina del partido, la también diputada nacional, Esther Llamazares, registraron una batería de preguntas para conocer qué ha hecho el Gobierno central para impedir que Saint-Gobain llegara a la situación de anunciar el cierre de Sekurit en Avilés. Los dos representantes políticos calificaron la situación abierta en la fábrica de La Maruca como de «muy dramática» dado que no sólo afecta a los 160 trabajadores de la planta de fabricación de parabrisas si no a otros 122 de la industria auxiliar, un ámbito donde podría verse abocada al cierre al menos una empresa. El senador Pablo González recalcó los «grandes problemas de competitividad» que, según su criterio, tiene Asturias, sobremanera, los que tienen que ver con los costes de descarbonización, los logísticos y los derivados de la energía, además de la fiscalidad y una burocracia que condena a la industria «a un infierno».

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