Entrevista |

«Las óperas en pantalla son un anzuelo para enganchar a los que tengan curiosidad», dice el cantante David Menéndez

«Tenía que estar cantando en el Bolshoi, en Moscú, pero me han llamado para hacer una sustitución en un ‘Romeo y Julieta’»

DAVID MENENDEZ  Y SARA BLANCH DURANTE LA REPRESENTACIÓN DE "HAMLET" EN DICIEMBRE DE 2022.

DAVID MENENDEZ Y SARA BLANCH DURANTE LA REPRESENTACIÓN DE "HAMLET" EN DICIEMBRE DE 2022. / Irma Collín

Saúl Fernández

Saúl Fernández

El cantante barítono David Menéndez (Castrillón, 1975) protagonizó en diciembre de 2022, el «Hamlet» de Ambroise Thomas que se presentó en el teatro Campoamor. La fundación de la Ópera de Oviedo filmó una de aquellas funciones. Esta tarde (19.00 horas) el centro Valey de Piedras Blancas acoge su proyección. Previamente, Menéndez, acompañado por el director de la Ópera de Oviedo, el avilesino Tino Varela, explicará los recuerdos del trabajo en que le dirigió Susana Gómez y compartió escenario con Sara Blanch. Antes, conversa con LA NUEVA ESPAÑA por teléfono

–¿Qué le parecen las óperas en la gran pantalla?

–Se da la circunstancia de que mucha gente nunca ha podido disfrutar de una ópera en vivo: la música, la danza, las interpretaciones. Piensan que no les conciernen, pero cuando la ven así como se verá mañana [por hoy] se gana el «pues yo voy». Lo que quiero decir es que este tipo de iniciativas son un modo de acercar al público al género. Evidentemente, no se puede confundir el fin último, que no es sacar la ópera del teatro para que la gente pueda ver un espectáculo sin ir. El fin último de la óperas en pantalla grande es convertirlas en un anzuelo para enganchar a los que tengan la curiosidad de conocer lo que hacemos.

–¿Es de verse en la pantalla grande?

–Le voy a confesar de que no he visto mucha ópera así porque o me toca cantar mientras retransmiten o no suelo ir a verme a mí mismo. Cuando he vivido la experiencia me he encontrado con que hay muchas cosas, con muchos detalles, en que la grabación se aprecia muchísimo mejor que en el propio teatro. Este es un punto favorable porque te permite meterte en la historia desde un punto de vista más cinematográfico. Lo que tiene en contra, a mi entender, es la magia del directo: no es lo mismo ver un partido en el campo que en la tele.

–Y, además, sus vecinos le pueden ver cantando en el propio centro cultural de Piedras Blancas.

–Por lo menos, de momento no. Tiene razón.

–¿La ópera en pantalla, engancha?

–Claro. Tiene cosas buenísimas, pero lo que le falta a la retransmisión son los elementos que hacen que la ópera esté viva. El nuestro es un espectáculo completo con música en directo, con actuaciones en directo, si se ve «in situ» muy poca gente no termina enganchada.

–No había hecho nunca este «Hamlet».

–No. Son varios motivos: no es una ópera que sea muy de repetorio, es muy exigente para el cantante protagonista. Salvo el aria de Ofelia, todo el tiempo estás en escena.

–¿Qué está haciendo ahora?

–Mire, he podido acudir a esta presentación porque ahora mismo tenía que estar cantando en el Bolshoi, en Moscú, pero por cuestiones obvias, por culpa de la Guerra, he tenido una cancelación. Hace un par de días me han llamado para hacer una sustitución de última hora en un «Romeo y Julieta» y estoy inmerso en el estudio de «Barbero de Sevilla», que haremos en la próxima temporada de la Ópera de Oviedo. Y, entre medias, algunos recitales. O sea, que lo que estoy haciendo es estudiar.

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