Davo Armengol, portero del Avilés: "Había que ganar al Cova, quitarse la losa de tantos partidos negativos"

"Viendo que había tenido poca participación y lo que nos estábamos jugando, la verdad es que me sorprendió ser titular"

Davo Armengol, ayer, en el  Suárez Puerta. | Mara Villamuza

Davo Armengol, ayer, en el Suárez Puerta. | Mara Villamuza / Noé Menéndez

Noé Menéndez

Noé Menéndez

La gran novedad en el once que alineó Manolo Sánchez Murias ante el Covadonga fue la entrada de Davo Armengol (Oviedo, 1986) en el once en sustitución de Álvaro Fernández, guardameta titular del Avilés. El ovetense, uno de los pesos pesados en el vestuario blanquiazul, confiesa que, a pesar de su experiencia, sintió esos típicos nervios cuando volvió a colocarse debajo de los palos. Y es que, a sus 37 años, su fuego competitivo no se ha apagado. Ahora, tras vencer a los ovetenses, espera que el equipo dé continuidad a sus buenas sensaciones venciendo este domingo al Compostela, para así amarrar de forma matemática la permanencia.

–¿Cómo fue volver a la titularidad ante el Covadonga?

–Siempre que vuelves a la portería las sensaciones son buenas. Llevaba muchos meses sin jugar, apoyando al equipo desde fuera, pero me tocó entrar en el equipo y no puedo estar más contento.

–¿Le sorprendió la decisión de Sánchez Murias?

–La verdad es que sí, porque quedaban tres jornadas y, viendo que había tenido poca participación y lo que nos estábamos jugando, me sorprendió. Yo trabajo todo el año para estar preparado para cuando el míster me lo pida y en este caso me tocó entrar. Estoy contento sobre todo por la victoria del equipo, que era necesaria.

–¿Cómo se vio?

–Bien, aunque de primeras me costó entrar, porque tanto tiempo de inactividad siempre hace que de primeras te cueste, aunque lleves muchos años jugando. Una vez que pita el árbitro ya se van esos nervios y ese gusanillo que siempre tienes en el estómago. La primera parte se nos complicó con el penalti, pero creo que la segunda fue muy seria por parte de todo el equipo.

–¿Aún sigue teniendo ese gusanillo cuando le toca jugar?

–Es una de las cosas que creo que son necesarias para seguir enganchado al fútbol. Cuando desaparezcan ese gusanillo y esos nervios es el momento de decir hasta luego. Por ahora mantengo la ilusión y las ganas. Me pongo nervioso hasta cuando no juego.

–Habla que desde el banquillo también sufre.–

Se pasa muy mal porque quieres ayudar al equipo y no puedes. Ves que tienes once compañeros en el campo a los que no les están saliendo las cosas y esos nervios son difíciles de llevar.

–¿Cómo ha vivido estos meses que el equipo no iba como parecía que iba a ir al principio de temporada?

–Mal, porque veo al equipo entrenar bien y no entiendes por qué no nos salen las cosas. Hay gente con muchísima calidad y por diversas circunstancias en los partidos no estábamos todos los sueltos que podíamos estar o que necesitábamos para desarrollar el juego. Los resultados van minando la confianza.

–¿Qué cree que fallaba?

–Mucho creo que fue el inicio de temporada tan irregular que tuvimos. Muchos de los empates que cosechamos podían haber acabado en victorias. Eso va haciendo que te veas lejos de la parte de arriba, ves que no te enganchas y la confianza va menguando. También es verdad que fuimos irregulares en casa, perdimos muchos puntos y aquí teníamos que haber sido mucho más fuertes.

–Aun así, la afición esta año ha estado siempre presente.

–Lo hablaba el otro día con los compañeros, que el año pasado la gente fue enganchándose poco a poco y acabamos con el campo lleno. Este año lo bueno fue que, a pesar de los resultados, que no fueron como nos hubiese gustado, hemos tenido una media de espectadores muy buena, creo que es la media más alta de nuestro grupo. Eso habla de la buena afición que tenemos y que la gente tiene ganas de ver fútbol. Es una pena no poderle haberle dado más alegrías.

–¿Cómo ve al equipo de cara a los encuentros que quedan?

–Ahora estamos en una situación un poquito menos ahogada que la jornada pasada, pero todavía estamos pendientes del puesto de play-out. Hay que tomárselo como un partido en el que ellos se están jugando mucho, va a ser un duelo difícil, en un campo complicado. Tenemos que salir a ganar, a por los tres puntos, porque no se puede dar nada por hecho.

–¿El vestuario tuvo en algún momento la sensación de que se complicaba la permanencia?

–Cuando tuvimos esa racha tan negativa veíamos que los de arriba iban fallando, pensando que todavía estábamos ahí, y no nos fijábamos en los de abajo, que iban ganando y acercándose. La situación no era fácil, si no llegamos a ganar este domingo se complicaba mucho la cosa. Jugarse la permanencia ante un equipo que todavía aspira a meterse en play-off y otro que no sabíamos si vendría aquí jugándose el primer puesto iba a ser muy difícil. Había que sacar el partido contra el Covadonga, sobre todo por la moral de la gente. Para el equipo era necesario quitarnos la losa de tantos partidos negativos.

–¿Cómo trata de ayudar a sus compañeros en momentos de tanta presión?

–Lo más importante es tratar de apoyar a los compañeros, que vean que confías en ellos. Aquí estamos todos para ayudarnos porque, aunque de vez en cuando les apriete un poco las tuercas, es por el bien común, para que mejoren. La verdad que los chavales se lo toman bien, el vestuario es una pasada, y es muy importante porque si no estuviésemos unidos sería muy difícil sacar esto adelante.

–Ahora quedan dos partidos y, tras ello, acaba su contrato con el Avilés. ¿Cómo se plantea el verano?

–No he hablado con el club todavía. Me gustaría seguir, este año me ha quedado un poco de regusto amargo. Mientras mantenga la ilusión yo quiero seguir, yo estoy encantado, por lo que cuando acabe la temporada nos sentaremos a hablar. Ahora solo pienso en los dos partidos que nos quedan, que son importantes, y cuando acabe la temporada ya pensaremos en el futuro.

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