El "ladrón de chuches" asalta una tienda de golosinas de Sabugo a primera hora

Ni la presencia de gente en la calle ni la cámara de vídeo impidió al caco desvalijar el negocio

Francisco L. Jiménez

Francisco L. Jiménez

El amargo sabor de boca que le ha quedado a la encargada del establecimiento donde robaron este jueves por la mañana contrasta con el "dulce botín" que logró el caco: una bolsa llena de gominolas. Esta vez, el establecimiento objeto de un nuevo asalto en Avilés ha sido la tienda de golosinas de la calle Carreño Miranda. No es la primera vez que le dan el "palo", porque como explicó la dependienta a este diario "es la misma película del robo que sufrimos hace quince días". Es decir, mismo modus operandi y , en apariencia, el mismo ratero: el "ladrón de chuches".

El robo se cometió a las 7.00 horas de este jueves, con luz de día, gente por la calle y los obreros de una obra cercana en el tajo. La responsable del local lo sabe porque así ha quedado registrado en la cinta de vídeo que grabó al intruso. Para entrar a la tienda, el ladrón forzó la puerta de cristal y una vez dentro vació el contenido de la caja en una bolsa de plástico de un conocido supermercado de Avilés. "Poco se llevó de dinero porque nunca dejamos efectivo al cerrar por la noche. Solo había las monedas del cambio", explicó la dependienta. Pero el ladrón no se puso resistir a la tentación de verse rodeado de golosinas y cargó la bolsa con puñados de gominolas, quizás no tanto por su valor económico como por la perspectiva de endulzar el día.

Puesta la correspondiente denuncia, agentes de la Brigada Científica de la Policía Nacional acudieron al lugar del robo para recabar pistas que permitan echar el guante al ladrón y ponerlo a disposición del juez. Se da la circunstancia que el quiosco de golosinas asaltado se halla a escasos metros de una panadería que también fue objeto de un robo hace pocos meses y de una tienda de productos delicatessen donde un ratero se llevó un jamón a la carrera en esas mismas fechas. Así se forma un triángulo de tiendas que, por lo que se ve, alimenta el ansia delictiva de los ladrones.

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