La feria de antigüedades de Avilés atrapa con su embrujo: de la refinada porcelana a discos descatalogados

Medio centenar de expositores convierten el palacio de La Magdalena en un gigantesco rastro lleno de objetos evocadores de otras épocas

Uno de los vendedores explica las características de una figura de Lladró a la concejala Raquel Ruiz, a la derecha. | |

Uno de los vendedores explica las características de una figura de Lladró a la concejala Raquel Ruiz, a la derecha. | |

Francisco L. Jiménez

Francisco L. Jiménez

Apenas había recorrido veinte metros el cortejo de autoridades que ayer de tarde inauguró la XI Feria de antigüedades, coleccionismo y vintage y la concejala de Hacienda de Avilés, Raquel Ruiz, se quedó "pillada" en un puesto lleno de figuras de porcelana de Lladró. Cinco minutos después, la comitiva ya estaba en la otra punta del recinto y Ruiz seguía de palique con el anticuario, que se prodigaba en explicaciones técnicas sobre las famosas figuritas que se fabrican en Valencia. No consta que finalmente Raquel Ruiz comprase nada pese a que el comerciante rebajó el precio, pero la escena retrata a la perfección el embrujo que causa una feria de objetos antiguos entre el público: nadie, o muy pocos, resiste la tentación de comprar algo.

Otra imagen vista ayer e igualmente esclarecedora del interés que suscita una feria que se celebra en Avilés cada año por estas fechas por iniciativa de la Cámara de Comercio fue la de medio centenar de personas haciendo cola ante de la apertura de puertas para acceder al recinto previa compra de la entrada, que vale cuatro euros y es válida para los tres días que dura el certamen, hasta mañana domingo. Alguno de los allí presentes manifestó su intención de repetir la visita hoy o mañana "porque en una sola jornada no da tiempo a verlo todo".

Y es que hay mucho que ver –más de 40.000 objetos, según la organización– y abundan las rarezas: vinilos descatalogados como un single del grupo "Madness" imposible de comprar en ninguna tienda, sellos de Rusia –y de decenas de países–, pipas de tabaco, gubias y formones seguramente usadas en carpinterías ya inexistentes, dinamómetros de precisión fabricados antes de la generalización del plástico, hoces herrumbrosas, un set completo de palos de golf a la venta por el irresistible precio de 50 euros, máscaras tribales africanas y hasta útiles de quirófano...

Entre el público no faltan los coleccionistas, que como sabuesos rastrean los expositores de sellos, monedas, juguetes, soldaditos de plomo o coches en miniatura buscando esas codiciadas piezas con las que engrosar sus colecciones. Uno de esos coleccionistas es el langreano Cipriano Rodríguez Pedrosa, "Pano", que a sus 79 años atesora en su casa más de 1.700 cochecitos a escala 1:43. "Esto para mí es un paraíso, aunque no es fácil encontrar un coche que no tenga ya", comenta con un rictus de felicidad solo comparable al del niño que se dispone a ver qué le trajeron los Reyes Magos. La feria abre hoy y mañana ininterrumpidamente de 11.00 a 21.00 horas.

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