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El compromiso forma parte de la democracia

El complicado tablero político tras las elecciones generales de hoy

Pedro Sánchez dice "no" al PP y a Pablo Iglesias; Albert Rivera, "no" a Rajoy, pero no al PP; Pablo Iglesias dice "sí" al PSOE; Mariano Rajoy mantiene su gran coalición.

Después de seis meses, a reserva de que las urnas que ponen punto final a la breve legislatura anterior den una sorpresa hoy, estamos en la misma situación de partida, todo sigue igual, con los mismos protagonistas y sus líneas rojas, sus feroces antipatías, ambiciones personales, cortedad de visión y cerrándose a sí mismos los caminos del entendimiento.

Desgraciadamente, hay muchas probabilidades de que continúe el bloqueo y la parálisis política, porque a pesar de que todos los líderes han declarado, con énfasis, que no habrá unas terceras elecciones, a lo largo de sus respectivas campañas no han hecho nada para evitarlas y encima, si el estado anímico de los ciudadanos era de hastío, ahora han motivado la preocupación. Un temor palpable por la creciente polarización entre la izquierda y la derecha que se convierte en caldo de cultivo para la radicalización extrema.

La falta de consenso se paga con un populismo extremo y una ultraderecha, tal como está ocurriendo en Europa. La prensa internacional ya está advirtiendo del alto precio que están sufriendo los españoles por la incapacidad de su clase política. No vale predicar democracia y olvidar que el compromiso forma parte de ella.

¿Y mañana qué? Con algo de cansancio y cinismo, se podría decir que tampoco nos ha ido tan mal por los 180 días sin Gobierno. El crecimiento del PIB se ha mantenido, continúan disminuyendo el paro y los desahucios y aumentó el consumo. La reflexión dice que la inercia adquirida por los repuntes de 2015 ha sobrepasado las circunstancias, pero que ya se detectan signos de pérdida de aceleración, de tal manera que la incertidumbre ya está reduciendo actividad.

¿Cuánto tiempo se puede aguantar sin Gobierno? Bélgica tiene el récord de 541 días. Irlanda también ensayó el conflicto prolongado e Italia da ejemplo de cómo se puede mantener la estabilidad sin Gobierno, o nombrarlo para poco tiempo. Una administración pública entrenada mantiene las instituciones. Ni somos italianos, ni nuestra administración es dinámica sin ministros ejecutivos.

Analistas y politólogos ya han dicho todo sobre la situación y las cábalas sobre el escenario que nos depararán, esta misma noche, las urnas.

Con la experiencia acumulada y no habiendo aprendido la lección, tolerando la estafa ideológica, aplaudiendo los diecisiete "noes" de Pedro Sánchez, los mariposeos de Albert Rivera, habrá que ver cómo los verdaderos oponentes, Pablo Iglesias y Mariano Rajoy, manejan sus resultados y si continuamos en el limbo para repetir en noviembre.

Habrá ocasión de medir la tozudez e irresponsabilidad de nuestros líderes, si son incapaces de consensuar a pesar del peligro real de una nueva recesión, la crisis de la UE, el inoportuno "brexit", cuyas consecuencias para España y los españoles serán más graves sin un Gobierno estable.

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