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Diario de a bordo

La proclamación de la Segunda República (1)

El ambiente en la ciudad durante los meses previos al cambio de régimen

Habíamos hablado en entregas anteriores de este "Diario de a bordo" del malestar que había causado en Avilés la actuación de las autoridades gubernamentales y de las fuerzas del orden con motivo de la Huelga General Revolucionaria de diciembre de 1930. El agravio sentido fue aún mayor al comparar los hechos de Avilés con las actuaciones gubernamentales en otros territorios de Asturias, en donde hubo incidentes más numerosos y graves y, sin embargo, la intervención fue mucho más contenida. La razón de los excesos hay que buscarla en la presión y las denuncias que se hicieron ante las autoridades militares, desde la propia ciudad, por parte de sectores simpatizantes de la Dictadura.

Más tarde se supo e hizo público que las acusaciones contra el Alcalde, los miembros del Comité de Huelga y la Delegación Local del Trabajo partieron de la cúpula del extinto partido del régimen anterior, la Unión Patriótica. Concretamente, se apunta directamente al ex alcalde José López Ocaña; al otrora jefe de dicho partido en Avilés, Horacio Mesa, hijo del que fuera alcalde sanmiguelista Florentino Mesa; y, especialmente y de forma principal, al periodista y exconcejal upetista Julián Orbón, que es el que sustancia personalmente la mayor parte de las acusaciones que motivarán los actos de coacción y represivos contra la ciudad, el Alcalde y el comité de huelga.

Es una historia muy larga de odios y desencuentros políticos, que se remonta a más de veinte años y que, en la huelga citada, desarrolla un nuevo episodio de la larga serie. Sin embargo, en esta ocasión se llega demasiado lejos y las actuaciones tienen un mayor alcance y consecuencias, creando en Avilés un ambiente muy hostil en contra de los antiguos upetistas y, por extensión, en contra también de los nuevos partidos monárquicos en los que estos se encuadran, o los que crean tras la caída de la dictadura.

Abro un paréntesis para subrayar que Julián Orbón ocupará el primer lugar de una lista de asesinados en Avilés, de uno y otro bando, como consecuencia de la Guerra Civil. Fue detenido en Gijón por milicianos del Frente Popular y trasladado a la cárcel de la villa del Adelantado, en donde el escritor y periodista fue ejecutado en la madrugada del 28 de julio de 1936. Es curioso comprobar cómo el primer ejecutado por el bando "Nacional" en Avilés fue también un escritor y periodista, Luis Menéndez "Lumen"; un año y pocos días después, el viernes 12 de noviembre de 1937.

Cerrado el paréntesis, retomamos el relato para decir que, a nivel nacional, la Monarquía aparece a los ojos de la mayoría de la población como una institución desprestigiada, y el enemigo político a batir. Por ello, no es de extrañar que las listas electorales de los partidos conservadores, o que encarnan la continuidad del régimen en Avilés, fuesen prácticamente barridas en las municipales de abril. También a nivel general las cosas discurrirán de igual manera, sobre todo en las capitales de provincia y grandes ciudades, cosa que propiciará la caída de la Monarquía y el advenimiento de la II República.

El resultado final de la huelga revolucionaria de diciembre fue la transformación del aislamiento en que se encontraba la institución monárquica por su apoyo a la dictadura en un ambiente general de abierta hostilidad. No había mitin o reunión política en la que no se atacase a la Monarquía y, paralelamente, se apoyase abiertamente el advenimiento de la República.

Así, el 11 de febrero se publica en los principales periódicos del país, un manifiesto republicano, titulado "Agrupación al servicio de la República" y firmado por los más destacados intelectuales del momento, entre los que se encontraban Gregorio Marañón, José Ortega y Gasset y Ramón Pérez de Ayala, en el que dan por finiquitada la Monarquía de Sagunto y hacen un llamamiento a todos los pueblos y ciudades de España para luchar por la implantación de la República.

Avilés no es ajeno a este ambiente y, el 12 de febrero de 1931, se celebra un banquete de exaltación republicana en los salones del Hotel Serrana, organizado por el Partido Republicano, para conmemorar la fecha de proclamación de la I República en España.

Ante la situación descrita, de desafección hacia la Monarquía entre las fuerzas políticas y en la generalidad de la población, Alfonso XIII decidió hacer un cambio de Gobierno que intentase un giro político y, el 13 de febrero, puso fin al Gobierno del general Berenguer y nombró nuevo presidente, en la persona del almirante Juan Bautista Aznar.

El nuevo Gobierno de la Nación tiene carácter de concentración de fuerzas afines, y está compuesto en su totalidad por personalidades fieles al régimen, entre los que se encuentran Romanones, García Prieto, Gabriel Maura, hijo de Antonio Maura... etcétera. El objetivo del Gobierno era salvar la situación y recuperar el prestigio de la institución, para lo cual, el Presidente propone un nuevo calendario electoral, con la convocatoria de elecciones municipales, que han de celebrarse el 12 de abril. La intención era celebrar seguidamente elecciones a Cortes Constituyentes que pudiesen delimitar los poderes del Estado, esto es, el papel de la Monarquía y, al mismo tiempo, buscar un adecuado encaje al problema catalán que, como pasa ahora, amenazaba secesión.

La realidad política desborda las previsiones del Gobierno y vemos que, el día 15 de febrero, fecha en la que entra en vigor una orden del Gobierno, por la que se prohiben momentáneamente los actos públicos de carácter social y político, en Avilés se celebra una asamblea de entrada libre, en el Teatro Circo, organizada por el Centro de Sociedades Obreras. En la reunión intervinieron los socialistas Luis García Fernández, Ramón Granda Campa y Amador Fernández Montes, para denunciar la situación de los obreros del puerto de San Juan de Nieva desde la huelga de diciembre, y que viene motivada por la decisión de la patronal de disolver las plantillas que regulaban el trabajo en el puerto, y también por las coacciones que dicha institución ejerce sobre los trabajadores, para que abandonen el sindicato "La Marina" y entren a formar parte de un sindicato católico. Evidentemente, los ataques al antiguo régimen de Primo de Rivera y a la Monarquía se sucedieron en las intervenciones de los todos los oradores.

En la próxima entrega analizaremos la campaña electoral para las municipales del día 12 de abril de 1931.

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