La Nueva España

La Nueva España

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

Sobre las contradicciones de la Alcaldesa de Avilés

La polémica suscitada por la decisión de despedir interinos municipales

Hay una cita, aunque no conozco bien su origen ni certeza, que dice algo así como que las personas más geniales solucionan los problemas, las inteligentes los evitan y las más tontas los crean. Sin embargo, puede distorsionarse su sentido o su significado. Algunas veces parece que los mandamases de la política adoptan decisiones con las que más bien pareciera que van en una búsqueda desesperada de problemas, al único objeto de acoplarlos a una solución que quizás ya tuvieran previamente determinada. Viene esto a colación de la gestión de personal en el Ayuntamiento de Avilés, a cuento de las decisiones de la Alcaldesa, sus manifestaciones y el nuevo intento de despido de tres trabajadoras municipales, a las que habrán de añadirse algunas más en el futuro próximo.

Nuestra Alcaldesa, con un discurso bien aprendido y quizás muy mal entendido, nos hizo la exposición de un relato con el que intenta justificar su reincidente rúbrica de finiquitos. Sus motivaciones para despedir pivotan sobre cinco afirmaciones, que en su boca adquieren tintes de una pretendida certeza cuasi absoluta, pero que, en realidad, están cargadas de contradicción.

En su primera afirmación, la Alcaldesa ha expuesto, de forma vehemente, que cuando una plaza se cubre por oferta de empleo, después de un proceso selectivo, otra persona interina o temporal se tiene que marchar. Por el momento, todos los tribunales han dicho que no tiene que ser así necesariamente y han dado la razón a las trabajadoras afectadas. Hay cosas que ustedes –quienes gobiernan en Avilés– han utilizado durante años para negar el derecho a una posible consolidación de las relaciones temporales, pero cuando ahora los tribunales les dicen que por aquellos mismos argumentos no pueden despedir, tampoco les sirve. Es, cómo decirlo... llamativo.

En su segunda afirmación, María de las Virtudes Monteserín nos ha dicho que está obligada a realizar nuevamente los despidos para no ser acusada de prevaricación. Quizás con el ánimo de recordar a propios y ajenos que ella se conoce el Código Penal mejor que nadie o, de contrario, puede ocurrir que a ella le han recordado la existencia de esa vía penal para abocarla a tales decisiones, sin más alternativas. Evidentemente, como Aalcaldesa tiene la opción de despedir, es la máxima autoridad municipal en materia de personal. Pero cuestión muy distinta es que exista una obligación legal impuesta para tomar esa opción. No hemos visto esa imposición escrita en ninguna parte. Por tanto, quede claro que despiden por devoción y no por obligación. Lo demás son enredos para intentar confundir, con interpretaciones muy peculiares de la jurisprudencia y de la legislación.

Con su tercera afirmación, la Alcaldesa pidió soluciones a diestro y siniestro, a sindicatos y a oposición... Eso sí, con plazos incluidos, para presentar con mucha prisa, antes del pasado día 31 de diciembre, no vaya a ser el demonio, como rezaba aquel dicho antiguo. A lo largo de los últimos años se han hecho numerosas propuestas por parte de los sindicatos, que han servido en otros ayuntamientos, pero que ninguna le ha servido ni a esta Alcaldesa ni a sus predecesores. Por otra parte, el Ayuntamiento de Avilés tiene un contrato de servicios con un gabinete privado para su asesoramiento y defensa jurídica, además de numerosos puestos en la plantilla de naturaleza técnica y de contenido jurídico, de puestos de habilitados nacionales y otros de alta dirección que tienen un elevado coste anual. Evidentemente, todos esos puestos están ocupados por personas de alta cualificación, aunque es posible que muchas de ellas no hayan emitido su opinión sobre las decisiones de alcaldía, muy probablemente porque nadie les ha dado vela en el entierro. No nos consta que la Alcaldesa hubiese explicado ni publicado los informes existentes al respecto, ni a quien se los ha pedido formalmente. Eso sí, pide soluciones a quienes no han originado el problema.

En su cuarta afirmación dice, ahora, que su intención es atajar la elevada temporalidad existente en el Ayuntamiento. Pero claro, evidentemente lo quiere hacer a su modo y manera, desoyendo durante años las peticiones de plantilla y sindicatos y entendiendo que lo que hacen en otros ayuntamientos es prevaricar o actuar con desconocimiento, porque parece que solo quien aconseja a Monteserín sabe de la misa a la media , ¿verdad?

Efectivamente, la temporalidad es próxima al 40 por ciento en el ayuntamiento y sus fundaciones, en cómputo conjunto. De ese porcentaje, hay otro del 70 por ciento que lleva más de cinco años trabajando en el Ayuntamiento. Como era de esperar, lo que no explican es la forma en la que ejecutarán esa reducción de la temporalidad ni cómo ni cuándo, ni en qué cuantía. Era de esperar que en algún momento intentarían obtener rédito de los esfuerzos que han hecho para saltarse lo establecido al respecto en el acuerdo regulador aprobado en 2008 y, cómo no, de sus engaños y enredos en los años posteriores, hasta llegar a 2017.

En definitiva, ahora pretenden abrir la caja de los truenos a golpe de despido objetivo, tirando de los artículos del Estatuto de los Trabajadores que lo mismo utilizan en su favor que critican, según les convenga. Quizás las trabajadoras afectadas y las que puedan serlo en el futuro tendrían más opciones de estabilidad laboral dedicándose a la política.

Por último, en su quinta afirmación, la Alcaldesa entiende necesario encargar un estudio para auditar y transformar la organización municipal, para lo que se dispondrá una partida en el próximo presupuesto. Es decir, no tiene ni la más remota idea de lo que hay en el Ayuntamiento ni de cómo solucionarlo ¿O sí ? Quizás nos equivoquemos y sea que la cosa se trate de que alguien, supuestamente ajeno, les diga lo que ya tienen claro que quieren hacer, pero revestido de cierta solemnidad y con términos muy técnicos, evidentemente, previo pago del correspondiente contrato de servicios.

Casi nos atreveríamos a predecir algunas de las posibles conclusiones que tendrá ese estudio. Ojalá no ocurra así, pero es posible que el estudio concluya que se deban privatizar más actividades para reducir aún más el coste del capítulo de personal en el presupuesto. Incluso repita que hay que solucionar cuanto antes esa elevada temporalidad, aunque sea dándole más patadas al caldero, que para eso están los calderos desde que ya no se va a las fuentes.

Compartir el artículo

stats