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El rincón de la ley

Salud, economía y empleo dañados por la pandemia

Los sectores en condición de ser damnificados como consecuencia del covid

En plena pandemia mundial por el covid-19, los países se enfrentan a la necesidad de contener la propagación del virus a expensas de paralizar la sociedad y la economía. Erróneamente, algunas voces, plantean la disyuntiva de salvar vidas o salvar la economía. Se trata de un falso dilema ya que controlar el virus es una condición necesaria para salvar los medios de vida. Lo saben perfectamente y por eso están en estrecha colaboración y reconocen que la protección de la salud pública y la reincorporación de la población a la fuerza laboral van de la mano la OMS y el FMI que tienen por misión proteger la salud de las personas, y está preparada para asesorar sobre las prioridades sanitarias; y proteger la salud de la economía mundial, asesora sobre las prioridades económicas y también ayuda a proporcionar financiamiento respectivamente.

Y esto debe ir acompañado de un apoyo a las prioridades de toda la economía necesarias para reducir el desempleo, minimizar las quiebras y, a medida que pase el tiempo, lograr la recuperación; focalizado en los hogares y las empresas más afectados. Asimismo, el FMI está incrementando la capacidad de alivio de las obligaciones de la deuda y, junto con el Banco Mundial, ha recomendado una moratoria del servicio de la deuda de los países.

Además, la crisis económica debida al covid-19 sólo se superará si los gobiernos priorizan en este momento de pandemia la protección de la salud de sus poblaciones. La prevención es vital. Descuidarse en momentos claves y precipitarse en levantar y/o flexibilizar las medidas de aislamiento permitiría la reactivación de muchos sectores de la economía, habría un crecimiento aparente de la actividad económica, de la demanda, de la producción, pero a buen seguro que a corto plazo las UCI estarían llenas de pacientes a punto de morir, el coste de vidas, salud... sería catastrófico tanto para la salud como la economía, pan para hoy y hambre para mañana.

El colapso de los servicios de la salud se traduciría en que se tendría que echar para atrás todo lo logrado y los gobiernos se verían enfrentados a una emergencia humanitaria con una demanda de recursos gigantesca. La recuperación económica necesita de una alianza entre el sector público y el privado. Las alianzas son necesarias para que algunos sectores puedan empezar a reactivarse de forma gradual, sin poner en riesgo la salud de la población. Los gobiernos deben concentrar sus apoyos a las pequeñas y medianas empresas, a los autónomos, a los trabajadores y, en general, a las poblaciones más vulnerables y controlar el sector financiero para que no se aproveche de la crisis y flexibilice las condiciones y sus usuarios tengan acceso a los recursos y mejores condiciones.

Hay que reconocer que los gobiernos que gestionaron la crisis económica del 2008 rescataron entidades financieras y recortaron a la clase media y trabajadora: sanidad, educación, pensiones, salarios, despido, copago farmacéutico, derechos laborales; y hasta el momento éstos gobiernos no han tomado ese camino (ERTE, derogación del despido objetivo, etc).

Dicho esto, el rescate de los sectores más damnificados (hostelería, cultura, deportes...) está siendo insuficiente. Vale que los países que adoptan la estrategia de eliminación del virus están experimentando menor contracción económica que la de convivir con éste pero también hay comunidades que cerraron totalmente la hostelería y están igual o pero que otras que no la cerraron, a ceteris paribus la medida no ha funcionado. Parece lógico que haya defensores de la apertura con restricciones y cierre y sanciones para quienes no las cumplan o, en su caso, una compensación adecuada por las pérdidas en base a los beneficios de ejercicios anteriores como en Alemania, Holanda... Si no, parece comprensible la reclamación de daños y perjuicios. Así el 9-2-21 el Tribunal Superior de Justicia del País Vasco ha resuelto permitir a los bares y restaurantes de País Vasco reabrir con restricciones en los municipios que se encuentran en zona roja por la alta incidencia del covid-19, a pesar del decreto del Gobierno vasco que lo prohíbe concluyendo que no aparece con claridad la influencia de la apertura de los establecimientos hosteleros con el elevado nivel de incidencia del virus tras la celebración de la Navidad, ya que también aumentaron la movilidad y las reuniones familiares. Y no aparecen, en estos momentos, como un riesgo cierto y grave para la salud pública. La decisión es provisional, cautelar, no es irrevocable, puede cambiar en función de cómo evolucionen las circunstancias y cabe recurso.

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