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FIDEL GARCIA

Avilés sueña la gran cabalgata

Los antecedentes históricos y teológicos de Melchor, Gaspar y Baltasar

El relato histórico-teológico de los Magos de Oriente, tal como aparece en el Evangelio de San Mateo, es uno de los pasajes más comentados y sobre el que se han vertido las mas extravagantes fantasías. Esta histórica visita de los hombres sabios, astrólogos, la sitúa San Mateo, el evangelista que escribía para los cristianos de procedencia judía, poco tiempo después del nacimiento del Niño-Dios en Belén. A partir del siglo V la piedad popular identificó a los magos con número (tres), nombre y regalos: Melchor, incienso; Gaspar, oro, y Baltasar, mirra. Se cambió el adjetivo de magos por el de sabios porque la magia está censurada por la Ley de Dios como práctica contra la verdadera religión, que es dar culto en espíritu y verdad y no guiarse por supersticiones como la astrología: la vida de los humanos no está regida ni por los astros ni por los amuletos, fetiches o cartas.

En el siglo XV se les dio un origen racial: blanca, amarilla y negra, como descendientes de Sem (asiáticos), Cam (africanos) y Jafet (europeos), con lo que se simbolizaba que el mensaje evangélico está dirigido a todos los pueblos y razas, como así es en la actualidad. Ademas se les distinguió por la etapa vital: juventud, madurez y ancianidad: Melchor, anciano; Gaspar, maduro, y Baltasar, joven.

Las cabalgatas de Reyes son una invención totalmente española, como los populares nacimientos son originarios de Italia, popularizados en España por Carlos III. Las cabalgatas, con base bíblica y teológica, hoy están totalmente desvirtuadas y profanadas con ocurrencias del mal gusto y obscenas en algunos lugares; además de manipuladas por algunos políticos para su mayor vanidad. La primera cabalgata fue la de Alcoy (siglo XIX). Ya en el siglo XX, la de Sevilla (1917). Este año, por causa de la pandemia de covid-19 la cabalgata avilesina ha sufrido modificaciones que, aunque deslucen su tradicional brillantez, no quitan que la cabalgata provoca entusiasmo apasionado popular entre todas las edades, tanto en niños como en adultos.

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