Crítica / Música

La hiel en la palabra, la magia en la guitarra

Pancho Varona se rehace como cantante de canciones tristes tras el divorcio artístico de Sabina

Francisco L. Jiménez

Francisco L. Jiménez

Cuenta Pancho Varona que un día le dijo a Sabina –cuando eran uña y carne, sólida pareja artística y amigos en la vida civil– que solo les salían "canciones tristes"; Joaquín le respondió que, ciertamente, eso era verdad pero que con esas canciones tristes les iba bien. Y ahí siguen los dos sacando petróleo de la tristeza, claro que cada uno a su manera: Sabina llena estadios y Varona abarrota salas en las que ofrece conciertos íntimos, de esos en los que se paladea cada verso y se respinga la piel con el quejío de las notas de la guitarra y la verdad de un hombre cantando a calzón quitado, sin trampa ni cartón.

La hiel en la palabra, la magia en la guitarra

La hiel en la palabra, la magia en la guitarra / Francisco L. Jiménez

La gira que llevará este año a Pancho Varona por 52 escenarios de España recaló el jueves en la sala Santacecilia de Avilés a iniciativa del productor local Béznar Arias y por descontado que llenó el recinto. Panchito y Avilés se quieren: él dice que presiona a su manager para venir y se permite modificar la letra de algunas de sus canciones para hacer guiños a la parroquia local; y en correspondencia, los fans avilesinos dan calor humano y corean los estribillos tal cual harían en el salón de casa con ese amiguete que toca la guitarra.

La hiel en la palabra, la magia en la guitarra

La hiel en la palabra, la magia en la guitarra / Francisco L. Jiménez

El nuevo Pancho Varona, a sus 66 tacos, salpica su show de alusiones a su ex (Sabina), siguiendo el juego que inició el propio cantante de Úbeda cuando zanjó la ruptura artística de hace poco más que un año asegurando que no se trataba de una crisis, sino de un divorcio en toda regla. Y como es sabido, los divorcios generan despecho; o sea que Varona destila hiel en sus palabras.

Todo comedido, eso sí, absténgase obsesos en busca de sangre. Puede que porque quede brasa donde hubo llama o porque, en el fondo, han sido 40 años compartiendo escenario, confidencias y creatividad; por lo que sea, Varona hace pullas de su ex pero no da estocada de muerte.

Y también hay señales que presagian el resurgir de un Varona libre de ataduras, con nuevas canciones –"Cautelas", por ejemplo– y nuevos proyectos, los de un artista que confiesa haber vivido acomodado a la sombra del "dios" Sabina y que ahora, expulsado de su reino, sigue catando "las de siempre", pero pasadas por un tamiz personal que las hace diferentes. Igual de tristes, pero diferentes.

Suscríbete para seguir leyendo