balcón al muelle

Buenos y mejores momentos

El apoyo de expertos en la gestión pública y privada cuando corre peligro de que factores externos puedan afectar al rendimiento | El éxito de un Antroxu bien pensado

Covadonga Jiménez

Covadonga Jiménez

En Carnavales, el Norte es siempre una buena opción y Avilés, la mejor elección. Lo dicen quienes llegan por primera vez a la villa, sorprendidos por unas fiestas que se alargan más de una semana y que están declaradas de Interés Turístico por su programa de actividades, la participación ciudadana y por su popularidad.

Buenos y mejores momentos

Buenos y mejores momentos / Covadonga Jiménez

Durante esta semana, el casco histórico de Avilés cambia su cara más seria para ponerse la máscara de la celebración. La alegría se apodera de la gente y el ánimo de festejar flota en el ambiente. Habida cuenta del adelanto temporal en este año bisiesto, en el que se han mezclado, ya en el ecuador de este Antroxu sin fin, las temperaturas más primaverales con lo más crudo del invierno del Norte, conviene realizar un primera reflexión sobre el que pasará a la historia como el primer Carnaval íntegramente gestionado por Cambia Avilés. El aplauso de las peñas a los cambios organizativos en el Desfile de Galiana abunda en el acierto de adelantar la hora de salida de los artilugios para navegar en el ‘mar’ de espuma en el que se transforma la emblemática calle empedrada que va a desembocar en El Parche. No obstante, como ya anuncia en las páginas de este diario la concejala de Festejos, Sara Retuerto, la revisión de las gratificaciones a las peñas y las bases del concurso permitirá redundará en el éxito de otras ediciones.

No es posible que el esfuerzo de los grupos, con un auténtico alarde de creatividad, adornado de luz y sonido al nivel de los mejores desfiles festivos, se premie casi con idéntica cuantía económica que otras propuestas de menor entidad. El premio para el mejor artilugio del Descenso de Galiana es la mitad del importe reservado para el concurso de "chigres antroxaos", donde el primer clasificado se lleva incluso una cuantía mayor que la peña vencedora en Galiana.

Si bien es meritorio el esfuerzo de los bares y locales que colaboran en estas fechas con decoraciones que transforman su esencia para presentar su clientela a nuevos personajes y ambientes, la distribución de premios en los diferentes concursos de Antroxu lleva a plantear una próxima revisión de las bases actuales.

El de los eventos y festejos es un sector cada vez más competitivo que está dando muestras sólidas de recuperación tras la crisis, si bien a veces se comenten errores que pueden tirar por tierra el trabajo de meses. Una de las meteduras de pata más frecuentes que se cometen cuando se planifica un evento tiene que ver con no tener clara la meta a alcanzar. Y si Avilés es el Carnaval del Norte exige una apuesta decidida, tanto en presupuesto como en esfuerzo de todos los agentes. El acierto de haber logrado la implicación de una treintena de peñas es Galiana es visible. Más preocupante resulta que solo doce locales de hostelería se sumen la concurso de "chigres antroxaos" y solo una veintena estén en el certamen de tapas y menús de Antroxu que se reduce a las jornadas de lunes y martes.

Vecinos de la ciudad y de las comunidades cercanas que se disfrazan en grupo, organizan sus fiestas o eligen entre distintas temáticas para sumarse a la folixa en la calle estos días se han ganado ver plasmado un esfuerzo claro. La semana en que Cambia presentará su primera moción individual en el Pleno bien merece un golpe de timón para mantener la eficacia del equipo organizador de festejos.

A tiempo se llega también para plantear en los mismos términos los actos conmemorativos del centenario de las relaciones entre Avilés y San Agustín de la Florida. Que no se caiga en el error de invertir más dinero de los resultados que se pudieran obtener, pues se estaría cometiendo un grave error.

Los "tipster" o pronosticadores de apuestas deportivas obtienen su lucro de las propias casas de juego por traer nuevos clientes y de jóvenes que les pagan para obtener sus consejos. Viven de aconsejar cómo gastar el dinero. Más allá del papel de esos "telepredicadores", lo importante en la gestión pública y privada es lograr satisfacer la demanda de quien recibe los resultados de ese trabajo. Estar bien asesorado debería ser una obligación en todos los ámbitos.

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