Bautista da la nota

En la "Salomé" de Magüi Mira Juan el Bautista (Pablo Puyol) canta. Y Herodes (Juan Fernández) llora. Y hay unas pocas carcajadas. Por aquí y por allá. Y Salomé toma sus propias decisiones –aunque yerre con el corte de la cabeza por despecho–.

El espectáculo que el pasado sábado llenó el teatro Palacio Valdés, en Avilés, sorprendió al personal porque no tiene costumbre de ver sobre las mismas tablas una historia que parece naturalista, que pasa a la caricatura y que termina en la tragedia. Y luego hay un epílogo. Y, después, otro más. Y todo eso con un vestuario (de Helena Sanchis) verdaderamente fascinante: mezcla faldas de euzones griegos, con faldas de vuelo sensual y viva la seducción. Magüi Mira presenta su espectáculo más experimental para remover el cuerpo de los espectadores. Y lo hace. Mucho. Quien buscase a la "Salomé" de Oscar Wilde, desde luego, se fue para casa con un palmo de narices. La "Salomé" del viernes fue de Mira, pero también, un poco, del Absurdo atómico de la posguerra. Y todo ello con un reparto, de verdad, de rabiar: Luisa Martín, entre vengativa y cómica, Belén Rueda como nunca. Y un Sergio Mur como la estrella Sirio, entre el cielo y el infierno.

Lo de las canciones, desde luego, es más difícil de asumir, pero, ya puestos, hasta se lleva el corazón del personal. En plan "La grand bouffe".

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