Ángel López y Jesús Vizuete, conocidos como "Iti" y "Pezu", respectivamente, forman parte de la historia viva del Juvencia. Los dos directivos llevan vinculados al club de Trubia desde hace ya varios años. No en vano, Iti comenzó a jugar al fútbol a los 17 años en el Juvencia. "Empecé tarde porque mis padres no me dejaron jugar antes, había que ayudar en el bar, con las vacas, en casa", dice. Lo mismo le ocurrió a Pezu, que asegura que "las dos camisetas que vestí como futbolista fueron la del Juvencia y la del Oviedo en un torneo".
Es fin de semana y los dos directivos, junto al presidente Toño Balán y el resto de la directiva, se citan en Quintana, el histórico campo del Juvencia que más pronto que tarde dará un giro de 180 grados. Y es que pasará de césped natural a hierba sintética gracias al acuerdo que suscribió el club con el Ayuntamiento de Oviedo. "Nosotros les cedimos el terreno y ellos acometerán las obras", explica Iti. Entre ellas, el paso a hierba artificial, iluminación y cierre perimetral. "Es un avance muy grande, sobre todo, para las categorías inferiores".
Iti nació en Vega de Trubia en 1955 y lleva vinculado al fútbol toda la vida: primero como jugador, hasta que después decidió dar el salto a los banquillos y a los despachos. Como futbolista, una lesión acabó con la progresión de Iti, que no se le daba mal eso del fútbol. Incluso tuvo una oferta para jugar en el Sporting Promesas. Además de en el Juvencia, jugó en el Narcea y en el Andés, antes de probar en el fútbol sala. Tras su periplo en las canchas, dio el salto a los banquillos, primero en un equipo de Grado y, después, en el Juvencia, conjunto al que llegó precisamente de la mano de Pezu. "Tienes que venir conmigo a entrenar, tienes que echarme una mano", le dijo Pezu. Iti no lo dudó y a finales de la década de los 90 pasó a formar parte del cuerpo técnico de las categorías inferiores del equipo de Trubia. "Entrené a los benjamines, a los alevines y a los infantiles", explica.
Como era poco, a Iti le convencieron para entrar en la directiva de Toño Balán, presidente del Juvencia, que cumple su segundo mandato. "La anterior directiva lo dejaba y nosotros no podíamos dejar desaparecer este club", indica Iti, que ahora es el coordinador del
fútbol base, además de tesorero de la entidad de Trubia, que cuenta con alrededor de 300 socios.
"Llevo muchos en el club, lo he visto crecer y evolucionar; antes no tenía estructura", dice Iti. Opinión que comparte su amigo Pezu, que ejerce las labores de secretario. Él lleva más años que Iti, casi toda la vida. Nació en Oviedo en 1970 y jugó en las categorías inferiores del Juvencia. "Yo creo que no estuve vinculado al club solo los años de la mili y los últimos cursos de la carrera de Derecho", indica Pezu, que es además el presidente de la Asociación Cultural de Trubia.
Tanto Iti como Pezu invierten muchas horas, trabajo y esfuerzo para que el Juvencia siga adelante. "Exige mucha dedicación", sentencia Pezu, que añade que "yo hipoteco todos los fines de semana, además del sacrificio familiar que conlleva". Entonces, ¿compensa? "Por una parte sí, por otra no", dice Pezu, que sostiene que "gracias al fútbol he conocido a mucha gente". En la parte negativa, entre otras,"que no puedo ir a ver jugar a mi hijo los fines de semana", indica.
Iti y Pezu llevan más de dos décadas vinculadas de algún modo al Juvencia de Trubia. Pero, por lo menos para Pezu, esto tiene una fecha de caducidad y más ahora que el asunto del terreno de juego está encaminado.
Quizás a finales de esta temporada ponga un punto y final a su labor en la entidad de Trubia. O no, quien sabe. Lo que está claro es que tanto Iti como Pezu son los protagonistas de uno de los capítulos de la historia del Juvencia, entidad de referencia en el fútbol asturiano que tiene como aval su gente y los años de dedicación al deporte del balompié.
