Cabañaquinta,

José A. ORDÓÑEZ

Aller celebrará el próximo mes el 75.º aniversario de la llegada del ferrocarril a Moreda y Cabañaquinta, un tren de la Sociedad Vasco Asturiana que entró en el municipio procedente de Ujo para culminar un anhelado proyecto que acumuló enormes retrasos. Baste decir que las primeras bases para construir un tendido ferroviario por Aller se remontan a 1861, dentro de una línea entre León y Gijón que cruzaría el valle con estaciones en Santibáñez, Soto y Moreda. Sin embargo, y dado que esta iniciativa quedó abandonada en favor de un trazado por Lena y por el puerto de Pajares, de cuya inauguración se cumple en agosto 125 años, los alleranos tardarían más de setenta años en ver cumplido el viejo sueño de contar con un ferrocarril de viajeros que les conectara directamente con el centro de Asturias. Eso sí, las máquinas de vapor llegaron al concejo mucho antes de 1934, puesto que ya en 1884 funcionaba entre Ujo y Moreda un tren minero de la sociedad La Montañesa que no admitía pasajeros ajenos a la propia actividad extractiva y empresarial.

Quince años después de la entrada en servicio del tren de La Montañesa se constituye la Sociedad General de Ferrocarriles Vasco-Asturiana, el popular «Vasco», cuyo objetivo principal era conectar las cuencas mineras de Mieres y de Aller con el puerto de San Esteban de Pravia. Dividido el itinerario en varios lotes, en 1903 quedan adjudicadas las obras del que va de Ujo a Moreda. Sin embargo, diversos problemas, entre ellos la frontal oposición de algunos propietarios al proceso de expropiación de los terrenos, van a retrasar el inicio de los trabajos. Finalmente, y por cuestiones de interés empresarial, la sociedad impulsora de la línea decide dejar que caduque la concesión del tramo, con lo que la llegada del tren a Aller sufre un nuevo y demoledor mazazo.

Los retrasos del proyecto del Vasco dan pie a que la Sociedad Industrial Asturiana (SIA), propietaria de minas en la zona de Moreda, se decida a solicitar la construcción de un tranvía de vapor que aproveche la carretera de Santullano a Cabañaquinta. La iniciativa sale adelante y el tranvía queda inaugurado en 1915 y será conocido popularmente como «Zurrón», en homenaje a uno de sus maquinistas. Se trata de un medio de transporte muy lento, incapaz de ir más allá de los 14 kilómetros por hora, que sufre numerosos descarrilamientos y provoca varios atropellos. Pese a ello, no experimenta mejoras porque toda la sociedad allerana espera y confía en que se trata de una solución provisional, destinado únicamente a llenar un hueco a la espera de que llegara el tren de verdad.

Pero el tiempo pasa y el ferrocarril sigue lejos de Aller. Las demoras acumuladas desatan un creciente e imparable malestar en toda la sociedad local. Auspiciado por las autoridades municipales, se va generando un importantísimo movimiento de reivindicación que, entre otras cosas, se materializa en continuas gestiones políticas en favor de la línea y en una enorme presión popular que, por fin, consiguen que el Estado convoque un nuevo concurso de concesión en 1929. Y esta vez entre Ujo y Collanzo. Pero cuando todo parecía marchar ya encaminado, los rectores de la Sociedad del Vasco-Asturiano no parecen estar muy por la labor de llevar el tren hasta Aller. Será José Tartiere Alas-Pumariño, hijo del impulsor de la sociedad, José Tartiere, quien convenza al resto de los socios para ejecutar el esperado proyecto. Salvado este escollo, el tren toma vía libre en dirección a tierras alleranas, aunque, por delante aún quedaba un largo y complicado periodo de obras en las que también se involucran financieramente las Administraciones púbicas. Por cada kilómetro construido, el Ayuntamiento de Aller aporta 50.000 pesetas y la Diputación Provincial de Asturias otras 25.000. Las subvenciones resultaron fundamentales para que saliera adelante una línea que obliga a construir túneles como los de Bustiello, Valdefarrucos o Entrepeñas, además de estaciones en Moreda, Cabañaquinta y Collanzo, a las que se les añade la de Piñeres en 1935. Finalmente, y tras más de cuatro años de labor, las obras concluyen en dos fases. El tren llega a Cabañaquinta el 16 de julio de 1934 y un año después está en Collanzo, con lo que se daba satisfacción a una vieja aspiración de la sociedad local.

Ahora, cuando se cumplen 75 años de la llegada del tren a Aller, Feve, la compañía que absorbió al Vasco en 1972, prepara un proyecto para ampliar su red viaria en el concejo. El plan estratégico de la empresa ferroviaria para el próximo trienio incluye la construcción del tramo entre Collanzo y Felechosa, aunque todavía no hay proyecto ni presupuesto para una actuación largamente demandada en el municipio y para la que, incluso, llegó a haber una partida de un millón de euros en los Presupuestos Generales del Estado de 2006, que, finalmente, no llegó a concretarse. Los portavoces de Feve no confirman que la obra estará realizada para 2012, ni tampoco que para esa fecha estén en marcha los trabajos. Únicamente trasladan el compromiso del presidente de la compañía, Ángel Villalba, de que los trámites para la construcción del tendido arrancarán a lo largo del próximo trienio.

Este anunció ha sido muy bien recibido por el equipo de gobierno que preside el socialista Gabriel Pérez Villalta, ya que, entre otras cosas, y a su juicio, resulta «muy importante» para el desarrollo turístico de la zona alta del concejo y de la flamante estación de esquí de Fuentes de Invierno, en la cara asturiana del puerto de San Isidro. Ahora, las vistas están puestas en completar el itinerario con un tren de cremallera hasta el complejo invernal, un proyecto de futuro que reclama el Ayuntamiento y que el Gobierno del Principado, al menos en un primer momento, no parece dispuesto a sufragar.

Sea como fuere, lo que es seguro es que el Ayuntamiento de Aller y la empresa Feve festejarán el próximo 15 de julio el 75.º aniversario de la llegada del tren a Cabañaquinta. El programa se iniciará a mediodía con la salida, desde Moreda, de un tren especial compuesto por una locomotora de la serie 1.900 y por nuevos vagones de la línea 2.700. La llegada a la capital municipal está prevista para las doce y media. Tras el descubrimiento de una placa conmemorativa de la efeméride, tendrá lugar un acto institucional en el Ayuntamiento y la presentación del libro «El ferrocarril de Ujo-Taruelo a Collanzo. 75.º aniversario del Vasco-Asturiano por el valle del Aller», obra del geógrafo José Fernández Martínez, principal responsable de la celebración de la efeméride.