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«Me siento sola, quiero protección», suplica la joven amenazada por gitanos en Pravia

l «No hice nada y me han destrozado la vida; ¿qué me queda? ¿Una paliza en la calle?»

«Me siento sola, quiero protección», suplica la joven amenazada por gitanos en Praviaignacio pulido

Oviedo,

Mariola RIERA

«¿Qué me queda? ¿Que entren en mi casa o me den una paliza por la calle? No hice nada y me han destrozado la vida».

La praviana amenazada por gitanos en Pravia no se puede creer el infierno en el que vive. Hace más de un mes una juez la declaró testigo protegido de un caso de robo con violencia del que fue víctima por parte de dos jóvenes gitanos, en la tienda de la asociación de turismo Coto Real-Bajo Nalón. Esta medida excepcional fue necesaria para preservar la identidad y seguridad de la joven, ante las presiones y amenazas por parte de miembros de la comunidad gitana praviana, que también afectan a su jefa, Conchita González, presidenta de la asociación de turismo.

El pasado jueves, la joven descubrió con horror que todas las cautelas tomadas durante el último mes -abandonó su casa, su trabajo, cambió de aspecto- habían sido en balde. Acudió a dormir a su domicilio en Pravia y cuando bajó a revisar el buzón se encontró con un mensaje en la puerta del portal: «Estás muerta, zorra».

Lo siguiente fue acudir desesperada a su marido, llamar a la Guardia Civil y acabar con un ataque de ansiedad. «Siento miedo, pánico... ¿Cómo no?», afirma. Pero acto seguido recapacita y se arma de valor: «Estoy harta. No pienso moverme de mi casa y quiero hacer mi vida. Ahora ya saben quién soy, sólo falta que me den una paliza por la calle. Pero si me tocan, a saber qué va a pasar...».

El comercio praviano se ha volcado en una campaña en solidaridad con la joven. La villa está llena de carteles que alertan sobre su caso. Es un apoyo silencioso, pero ahí está y les sirve de ayuda tanto a ella como a Conchita González. «Estoy muy agradecida a la gente de Pravia, a los miembros de la asociación de turismo y a los agentes de la Guardia Civil de Pravia, Piedras Blancas y Soto del Barco», afirma la joven.

Pero también tiene la sensación de sentirse sola y desatendida ante lo que pueda pasar en el futuro: «Necesito protección y tengo la sensación de que según pasa el tiempo no importo a nadie, no me escuchan... Sólo quiero que me protejan», insiste una y otra vez. Ayer tramitó la denuncia en Pravia y solicitará el refuerzo de su seguridad. Conchita González presentó, además, una lista de todos los casos de acoso que ha sufrido en el último mes y que pretendían que retirase la denuncia contra los presuntos ladrones, en prisión hasta que se celebre el juicio.

Ayer por la mañana, la joven salió por primera vez en mucho tiempo a tomar un café por Pravia. «La gente me miró como si fuera un muerto, porque saben por lo que estoy pasando», explica. «Me consta que todo el mundo está en contra de lo que me están haciendo y eso se agradece».

La joven quiere tomar muchos más cafés libremente, hacer la compra, pasear por Pravia... Pero sabe que no puede, al menos, sin tener que estar mirando hacia atrás continuamente por si alguien la ataca. Se pregunta: «¿Hasta cuándo?».

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