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La peseta resiste en la Pola

"A un paisano le dices 600 euros y no sabe lo que es, mejor 100.000 pesetas", confiesan los tratantes de ganado, un sector que aún negocia en la vieja moneda

Sito Sánchez, Jesús Miguel Viña y Jairo Gutiérrez, ayer, en el mercado de ganados de Pola de Siero. MARIOLA MENÉNDEZ

Han transcurrido poco más de quince años desde que el 1 de enero de 2002 el euro pasara a ser la moneda oficial en España, pero los ganaderos se resisten a decir adiós a la peseta. Para ellos, los tratos se siguen haciendo en esos términos y los negocios se piensan en la antigua moneda. Es el único sector en el que siguen hablando en pesetas y, si acaso, en duros (5 pesetas).

Basta con pasar por el mercado de Pola de Siero para comprobar que en los ganaderos queda un reducto de nostálgicos. Para ellos no existe el euro más que para pagar, porque no les queda otro remedio. Siguen pensando y hablando en pesetas en los tratos del ganado, a la hora de cerrar un negocio para el transporte de los animales o para ajustar las oscilaciones del precio de la leche.

Toño García, tratante de Corao (Cangas de Onís), reconoce que "el precio de la vaca se ajusta en pesetas, sobre todo, la gente mayor". Es la moneda oficiosa para los acuerdos, aunque "cada vez menos", pues, como es lógico, las nuevas generaciones de ganaderos dominan más los euros. Los más jóvenes, seguro, que no conocieron la antigua divisa, más que de oídas. Ya han pasado quince años. García achaca esta peculiaridad a que es un sector en el que "hay más menudeo" y a los mayores les cuesta pensar en euros.

Óscar del Campo, de Pría (Llanes), es otro tratante que ayer operaba en el mercado de la Pola. "Yo también hablo en pesetas", reconoce. Aunque, "desde hace cuatro o cinco años para acá, menos. Los de ahora ya te hablan en euros", señala. "Es como mejor nos entendemos y la gente calcula mejor. Nos sigue costando con los euros", apunta José Enrique Fernández, tratante de Onís. "A un paisano le dices 600 euros y no sabe lo que es, le tienes que decir 100.000 pesetas", explica.

Sito Sánchez es un transportista piloñés que también está acostumbrado a hablar en la antigua divisa "porque no entienden bien los euros. La gente mayor tira a las pesetas". Pone un ejemplo que él se encuentra habitualmente: "no le puedes decir a un paisano que un porte a la Pola son 30 euros, porque no sabe lo que es. Le tienes que decir que son 5.000 pesetas". Es más, si quiere saber cuánto le supone llevar el ganado a Extremadura desde la Pola es mejor decirle que son 40.000 duros o 200.000 pesetas que 1.200 euros. Las dos primeras cifras las comprenderá mejor.

Lo corrobora otro transportista, Jesús Miguel Viña, de Siero: "todo lo relacionado con las vacas, en pesetas, siempre en pesetas". "Yo sigo tratando como los antiguos, en pesetas. Hay gente que no entiende el euro", admite Juan Barro, de Belonciu (Piloña). Sito Sánchez agrega que en los pueblos y en las ferias, no hay duda, su moneda oficiosa sigue siendo la rubia. En mercados más urbanos, como el de Siero, el euro tiene más cabida.

Y para rematar, los ganaderos de vacuno de leche reconocen que les han subido el precio de ésta una peseta, que es menos que un céntimo de euro, la menor fracción de la moneda en curso, por lo que parece ilógico. No obstante, se quejan de que para bajar la cotización entonces sí se recurre a la divisa oficial, aunque la referencia más habitual sigue siendo, en general, la peseta. Antonio García, de Luarca, lo reconocía ayer en la Pola: "nos subieron la leche una peseta". En lo que respecta a los tratos, él admite que se maneja indistintamente y va en función de cómo le empiecen a negociar.

No obstante, en otras cuestiones, como puede ser la compra del pienso o forrajes, sí que puede la moneda actual, aquí ya no suele tener fuerza la antigua. "Impera más el euro, pero lo suelen pasar a pesetas, aunque al ver lo caro que sale al cambio, entonces prefieren pensar en euros", apunta Marino Cosío Peón, gerente de Agropecuaria Siero Sociedad Cooperativa Astur. Les vale más pensar el la moneda oficial porque así el susto de saber lo que cuesta es menor.

Quien pensaba que la peseta había desaparecido se equivoca. Lo habrá hecho de la circulación, pero no de la mente y de los cálculos u operaciones de los ganaderos. Entre ellos, la que sigue triunfando es la rubia.

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