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MANUEL MARCILLA | Miembro de la junta de la Asociación de Hosteleros de Nava

"Todos tenemos un poco de culpa de cómo está el Museo de la Sidra de Nava"

"La sensación es que las cosas van mejorando; la gente alterna más"

Manuel Marcilla, en la plaza Manuel Uría de Nava. MANUEL NOVAL MORO

Manuel Marcilla es miembro de la junta gestora de la Asociación de Hosteleros de Nava, Hostelnava, que comparte con Ana Emilia Ordóñez y Susana Ovín. En su opinión, la ventaja del colectivo es que hay "una dinámica asentada; está el calendario hecho, y simplemente es recordarle a la gente las fechas, cuando hay que presentar las cosas, y está todo en marcha".

-La hostelería de Nava ha estado mucho tiempo funcionando unida ¿Sigue esa unión?

-Sí. Yo llevo cerca de siete años y en todo ese tiempo he notado que las cosas funcionan. La gente se compromete. Hay esa sensación de que cuando se mueven las cosas, suelen funcionar. Y las iniciativas que se arrancaron con incertidumbre demostraron que cada año van a más. Pienso en la cazuelina, las brochetas -que son las más recientes-, y qué decir de los platos a la sidra, que llevan más de 25 años, que van solas. Crean una solera y unas costumbres entre la clientela que se agradecen.

-Hoy en día es imposible ir por libre.

-No se puede. Eso es caminar para atrás. Estamos viéndolo con el ejemplo del Museo de la Sidra. Ahí realmente creo que nosotros tenemos un poco de culpa, porque quizá no estemos haciendo toda la presión que deberíamos hacer. Creo que el pueblo no es consciente de lo que está pasando con esta instalación, porque no nos llega a nadie una información todo lo real que debería llegar sobre esto. No es lógico que el museo de la bebida de referencia de Asturias esté aquí semiabandonado y con apoyos muy limitados. Todos tenemos parte de culpa en ello.

-¿Y qué hacer?

-Nosotros no somos los principales culpables, pero sin duda creo que una parte tenemos. Tendríamos que hacer, por una parte los hosteleros, y por otra el pueblo. En general, deberíamos remar mucho más en favor del museo.

-Porque el buen funcionamiento es bueno para ustedes, está claro.

-Claro. Yo lo noté mucho cuando los martes era gratis. Los veranos tenías que tener más gente y más comida porque venía mucha gente. Y no solo me afectaba a mí, que estoy más cerca, sino también al resto. Está claro que los picos de afluencia del museo son picos para todo el mundo, para comercios, oficina de turismo, visitas y todo. Es una infraestructura por la que se debería apostar desde el Gobierno regional, sin duda.

-¿Ve posibilidades de interacción entre el museo y la hostelería?

-Creo que sí. De hecho, ya se hicieron algunas actividades en convenio con los lagares, visitas compartidas, y no hay duda de que se pueden hacer más cosas.

-¿Aparte del museo, cree que Nava aprovecha bien su condición de villa sidrera?

-Nava tiene un defecto estructural, que no tiene una plaza como pueden ser Les Campes de la Pola donde haya cuatro o cinco sidrerías. Un núcleo con varias sidrerías juntas sería bueno para todos, aunque en Nava la dispersión propicia que se haga una ruta, que también tiene su gracia. Lo que está claro es que Nava tiene mucha cultura sidrera, hay mucha gente que sabe lo que es la sidra, cómo se trata, cómo se cuida, y eso es importante. Nosotros lo notamos en el nivel de exigencia que tenemos al vender un palo de sidra. Es una exigencia alta.

-¿En qué situación están respecto a la crisis?

-Yo, en realidad, llevo ocho años, con lo que empecé con la crisis encima. Pero es cierto que la sensación es que las cosas van mejorando, la gente alterna más, se sale más. Es importante que la gente recupere esas sensaciones de poder salir, de no estar tan preocupados. Pero también hay otros factores. Influye mucho el sol. De un fin de semana bueno a uno malo hay un mundo. Después, está la alcoholemia, que es lógico que haya que cumplir.

-¿No hay un cambio de hábitos también?

-Sí. Por ejemplo, las noches por semana no funcionan. Es cierto que en un pueblo el volumen de gente que hay no es mucho, pero la realidad es que la gente centra mucho más los recursos en el fin de semana, porque es cuando puede salir con la familia, cuando puedes despreocuparte y no madrugar. Aquello de hace años de echar la partida y de alternar todos los días creo que las generaciones que están viniendo no lo comparten.

-¿Tienen alguna idea nueva para este año?

-La idea es mantener el calendario que tenemos, que no es fácil, porque son bastantes actividades, y estamos abiertos siempre a todas las iniciativas que puedan surgir. Tenemos algunas cosas en mente, pero por el momento no hemos cerrado nada. Ahora estamos centrados en lo próximo que nos toca, las sextas Jornadas de la brocheta, que se celebrarán en el mes de abril, y que siempre tienen éxito.

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