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Entre la Acebera y la Cebera

Siero quiere establecer un criterio sobre el nombre del parque de Lugones y Estadística propone sin "A", como consta en los documentos antiguos

Dos personas haciendo deporte en la Acebera o Cebera. FRANCO TORRE

¿Acebera o Cebera? Parece que no está clara la denominación del parque de Lugones, también conocido como la Finca de Santa Bárbara porque años atrás albergó el almacén de la fábrica de explosivos, que fundó José Tartiere Lenegre. Fue el primer conde de Santa Bárbara y compró la finca en 1880 a María Teresa, Virginia y Matías Estrada-Nora. Entonces el nombre que constaba era Cebera, sin "A", pero también se popularizó el uso de Acebera.

Así es que en los documentos y expedientes municipales de este espacio, el mayor de uso público del centro del Principado, con 340.000 metros cuadrados, hay un baile de denominaciones. En unos figura de una manera y en otros, de otra. Por eso, el alcalde de Siero, Ángel García, ha decidido poner orden y le ha encargado al departamento municipal de Estadística que inicie un expediente para determinar el nombre del parque y establecer un criterio unitario a la hora de referirse a este entorno emblemático de Lugones, que alberga más de dos mil especies vegetales, además de ser un lugar de referencia para los amantes de la naturaleza y del deporte al aire libre, así como para quienes gustan de disfrutar de un paseo o del ocio en las áreas recreativas.

Aunque el estudio aún no ha concluido, parece que la propuesta del departamento de Estadística será que se establezca como nombre oficial del parque el de Cebera. Los técnicos argumentan que así consta en los documentos de adquisión por parte del Ayuntamiento de Siero. En 1982 decidió hacerse con la propiedad del terreno. Una vez que se concluya el expediente, deberá ser debatido en Pleno y la corporación decidirá si apoya que la denominación oficial sea Cebera o gane la versión de Acebera.

El nombre está en cuestión, pero lo que no lo está es la importancia y el atractivo natural de este parque, que también guarda parte de la historia y del pasado industrial de Lugones. En pleno auge de la actividad de la fábrica de Santa Bárbara, en el complejo se construyeron escuelas, la casa de José Tartiere y viviendas para trabajadores. Recuerdo de estos caseríos es el único edificio que se conserva y en el que habita una familia, que tendrá que dejarlo porque es propiedad municipal.

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