Dicen los expertos del sector cárnico que Italia y Grecia son los consumidores más exquisitos de la Unión Europea. Tanto es así que, afirman, las mejores carnes de Francia y de España van a parar a los países mediterráneos. La calidad de los pastos franceses y españoles, la profesionalidad y alto nivel de los sectores -tanto ganadero como chacinero- en ambos países y la diversidad en el corte que ofrecen sus razas autóctonas hacen que estos productos sean altamente demandados -"y bien pagados"- en las cunas de las civilizaciones clásicas.
Por este motivo, cada vez son más los operadores nacionales que deciden trabajar más allá de los Pirineos.