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Sólo dos de los cuatro museos de Siero siguen abiertos: el de la Romería y el del Títere

La colección de sifones de Aurelio Cuesta ha echado el cierre y la de sellos de Faustino Ornia permanece sin abrir en el Palacio del Marqués

"Manolito El Pegu" en el Museo de la Romería. MANUEL NOVAL MORO

La oferta museística de Siero se ha reducido en la presente campaña a la mitad. Hasta ahora, el visitante podía tener acceso a tres equipamientos privados y uno semipúblico: el Museo de la Romería de El Carbayu, Lugones; el Museo del Títere, en Vega de Poja, y el Museo del Sifón y la colección filatélica de Faustino Ornia, ambos en la Pola. Han sido estos dos últimos los que han vetado la posibilidad de visita.

El del Sifón porque su promotor, Aurelio Antidio Cuesta Martino, decidió cerrar sus puertas al cumplir 85 años. Antes, se había ofrecido en varias ocasiones para donar parte de su gran colección de sifones -que cuenta con piezas únicas y de gran valor- para que ocuparan algún espacio público, pero su propuesta nunca llegó a cuajar y, cansado, finalmente decidió echar el cerrojo y que el museo pasase a mejor vida.

El caso de la colección de Faustino Ornia ha sido distinto. La muestra filatélica es una valiosísima colección cuyo dueño cedió al Ayuntamiento de Siero antes de morir. Entre sus atractivos, por ejemplo, está una colección dedicada a la Navidad que recibió en el año 1988 la medalla de oro internacional en La Habana, en Cuba.

El problema es que la muestra está situada en los bajos del Palacio del Marqués de Santa Cruz, el lugar en el que habitualmente está la Oficina de Turismo, y solo está abierta al público cuando lo está la oficina. El caso es que el funcionamiento de esta servicio de información turística ha dependido siempre de los planes de empleo, y su apertura no es regular. De hecho, la oficina lleva largo tiempo sin funcionar, y esta paralización de la actividad trae consigo la de la propia colección filatélica.

Los museos que todavía permanecen son fruto, por igual, de las pasiones de sus dueños. El de la Romería, en El Carbayu, ha sido obra de Manuel Antonio Fernández, "Manolito el Pegu", que durante años hizo maquetas a escala de lo que aparecía en su adorada fiesta de Nuestra Señora del Buen Suceso, de cuya comisión sigue siendo el presidente, y finalmente las ubicó todas en un espacio que hace las delicias de los visitantes.

Por su parte, el Museo del Títere de Vega de Poja nació también de la pasión de su promotor, Joaquín Hernández, actor y titiritero, por las marionetas, que lo llevó a coleccionar piezas de todo el mundo que se pueden ver en una gran sala. También abrió un taller en la misma casa de Vega de Poja donde hace sus propias marionetas e imparte cursos.

Hay, asimismo, otro museo pendiente desde hace tiempo que no acaba de cuajar: el de Güevos Pintos. El presidente de Festejos, Jenaro Soto, lleva solicitando al Ayuntamiento desde hace varios años un local para mostrar en él la colección de güevos pintos que ya atesora su sociedad, pero hasta ahora no ha obtenido respuesta. Festejos tiene actualmente unos 360 huevos cedidos por las vendedoras habituales en la fiesta y por particulares que los han comprado o pintado. Es una colección muy buena, con un gran nivel artístico, y aunque durante un tiempo se barajaron varias posibles ubicaciones para el museo, los huevos siguen todavía en Festejos esperando su turno.

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