La Nueva España

La Nueva España

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

Les Praeres, reto de primera

Los aficionados atraídos por la Vuelta ven "muy duro" el ascenso: "Cuesta trabajo hasta subir en coche"

Yolanda Esteban, Jaime Córdoba, David Córdoba y José Manuel Martínez. MANUEL NOVAL MORO

Les Praeres, el espacio natural de la parte naveta de la Sierra de Peñamayor, es desde hace años un destino muy llamativo para los aficionados a la naturaleza y la montaña. Se ha convertido para los montañeros en un "campo base" ideal para hacer rutas de distintos niveles de dificultad, desde aquellas que se pueden hacer con niños muy pequeños hasta otras para montañeros más experimentados, que requieren más horas y un mayor conocimiento del espacio montañoso.

Y ahora, desde que la Vuelta Ciclista a España la puso en su calendario como final de etapa el pasado 8 de septiembre, Les Praeres se ha convertido también en un destino muy atractivo para ciclistas que quieran probar grandes retos para sus piernas. Pero a nadie se le escapa la dificultad que supone subir pedaleando hasta Les Praeres.

Eso es lo que descubrieron Jaime Córdoba y Yolanda Esteban, llegados a Asturias desde Benidorm para participar en la prueba cicloturista de Los Puertos Esmeralda, y que subieron recientemente en coche las empinadas pendientes de la carretera para tomar una decisión respecto a si la subida sería adecuada para ellos o demasiado dura. Finalmente, decidieron que era una dureza excesiva. "No esperábamos que fuera así; sabíamos que sería difícil, pero tanto no. Es un puerto muy duro, que cuesta trabajo subir hasta con el coche", señala Jaime Córdoba.

Y no se trata solo de las fuerzas que uno atesore en las piernas, sino también de las condiciones de la bicicleta, que tiene que tener un desarrollo bien grande para poder con los tramos más duros. Son cicloturistas, y su vocación no es una exigencia tan extrema. Es lo mismo que le ocurre a David Córdoba, llegado de Ávila, que considera que "este puerto para un cicloturista no es, nuestras bicicletas no están adaptadas para este tipo de puertos".

Sí lo estaba la de un ciclista que se animó a probarse afrontando el puerto: Alfonso Zalas. Llegado de Cádiz, lo acabó coronando, a sus 62 años de edad, si bien reconoció su extraordinaria dureza. "Me lo imaginaba duro pero no tanto, la verdad es que se hace muy difícil", señaló.

Tanto es así que otro ciclista que subía con él tuvo una caída en una de las rampas más duras. Le fallaron las fuerzas a mitad de cuesta, no fue capaz de soltar el pie del pedal para posarlo en tierra, y acabó cayendo de lado, aunque no se hizo mucho daño.

Zalas y su compañero habían acudido a Les Praeres gracias al efecto llamada de la Vuelta Ciclista a España. "Lo conocimos por la Vuelta, antes no habíamos oído hablar de él, y nos ha gustado mucho", aseguró. Especialmente los paisajes que se encontraron gracias a que lucía un sol radiante.

José Manuel Martínez, ciclista aficionado de Riaño, también subió en coche a Les Praeres para conocer el puerto y decidir si probar suerte o no con sus duros desniveles. Él conocía Les Praeres, pero hasta ahora nunca había estado, aunque sí se había probado en otras cotas más o menos famosas de Asturias. Finalmente, decidió subir con la bicicleta a pesar de la dificultad.

Este nuevo atractivo que ha implicado el fin de etapa de la Vuelta y el consiguiente arreglo de la carretera -antes era un piso muy irregular e incómodo en demasiados tramos- se ha sumado a la pura afición de montaña que ya atesoraba antes este espacio natural.

Uno de los atractivos de la Sierra de Peñamayor es que ofrece un paisaje montañoso y muchas posibilidades y, además, está situado en el centro de Asturias. Entonces, es muy habitual encontrarse gente del entorno que acude a hacer alguna de sus rutas.

Es el caso de la familia de Siero formada por Georgina Suárez, Alejandra, Andrea y Roberto Casielles, Juan y Juan Pablo Llera. En su caso, Peñamayor les ofrece el espacio para realizar una ruta tranquila, con el pequeño Juan Pablo. "Vinimos a hacer una ruta corta, lo que aguante el crío", aseguraron. Son habituales de la montaña, y Peñamayor les ofrece un espacio ideal para sus pretensiones.

Compartir el artículo

stats