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Mañana sale el sol

All Blacks

Optaban al premio 24 candidaturas de once nacionalidades; estoy seguro de que cada una de ellas llevaba detrás grandes deportistas, grandes esfuerzos, grandes historias de hombres y mujeres que dedican su vida al deporte, a sufrir, a ganar, a perder, a dejarse la piel en lo que hacen, en lo que les gusta, en lo que les sube la adrenalina.

El año pasado se quedaron a las puertas de conseguirlo, pero este, como han afirmado los componentes del jurado, son el Premio Princesa de Asturias de los Deportes, no solo por su gran palmarés deportivo, sino por los valores que transmiten, factor determinante para conceder el premio.

La selección masculina de rugby de Nueva Zelanda, los All Blacks, son una leyenda en su país, pero también a nivel mundial. Son el combinado nacional más laureado de la historia del rugby.

Estos grandes deportistas que danzan el "haka" (baile tribal maorí) antes de cada partido, han logrado que el rugby sea el deporte más importante en su país. Pero también son un ejemplo de integración racial y cultural, que transmiten dentro y fuera de su equipo y, sobre todo, defensores de valores como la unidad, la amistad, la solidaridad y la deportividad.

La semana que viene los tendremos en Asturias, y será un lujo para los niños y niñas asturianos poder asistir a través del programa "Toma la Palabra" de la Fundación Princesa de Asturias, a talleres sobre rugby y participar en el Small Blacks, un campus en el que representantes de la selección neozelandesa impartirán sus conocimientos en técnicas y valores a los pequeños jugadores asturianos.

Me quedo con las reglas básicas que se practican en el rugby, y que deberían ser lo primero que se enseña a un jugador en su primer día en cualquier disciplina deportiva: respeto al equipo contrario, respeto al propio equipo, respeto al árbitro y al público, y todo ello aderezado con dos palabras: juego limpio.

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