Aitana CASTAÑO

El Padrún (Mieres),

La necesidad hace que ciertas cosas parezcan eternas aunque solo tengan quince años. Es el caso de los túneles del Padrún que hoy cumplen tres lustros de existencia, aunque den la impresión de que «siempre estuvieron ahí». Su construcción supuso una inversión de 15.365 millones de las antiguas pesetas (92 millones de euros) y cerca de cinco años de trabajos. Pero sobre todas las cosas, el Padrún fue, y es, el último eslabón de una carretera soñada por el ilustrado Gaspar Melchor de Jovellanos. El 31 de agosto de 1993 se cumplió el sueño del estadista gijonés: Asturias tenía, por fin, una salida digna hacia la Meseta, al completarse la autopista de el Huerna.

El acto de inauguración del «necesario» tramo de carretera reunió sobre el asfalto, entre otros, al entonces ministro de Obras Públicas, Transportes y Medio Ambiente, el socialista Josep Borrell; a Antonio Trevín Lombán, como presidente del Principado de Asturias; a Gabino de Lorenzo, que tan sólo llevaba dos años como alcalde de Oviedo. Más allá de los dirigentes políticos, el protagonista de aquella jornada de «gloria» para la región fue el ingeniero que dirigió las obras Ignacio García-Arango Cienfuegos-Jovellanos, jefe, en la actualidad, de la Demarcación de Carreteras de Asturias. Él fue el encargado de descubrir la placa que reza: «Reinando Carlos III se construye por el Padrún como camino definitivo la Carretera de Castilla. Hoy, dos siglos después y siendo Juan Carlos I Rey de España se inaugura este tramo de la Autovía de la Plata, pieza clave de la Nueva Carretera de Castilla. 31 de agosto de 1983».

«Esto tiene un doble valor simbólico. Primero porque de esta manera reconocemos el esfuerzo de nuestros ingenieros, de nuestros empresarios de la construcción, de nuestros trabajadores. Pero además porque el hombre que ha dirigido estas obras tiene unos apellidos ilustres: Arango, Cienfuegos, Jovellanos. Es de alguna manera una encarnación del espíritu de la Ilustración. Damos continuidad así históricamente a la Ilustración de Carlos III, que abrió el primer camino del Padrún, a la Ilustración de hoy en día que ha abierto otro camino del Padrún, un camino de modernidad y progreso», aseguró Borrell.

Las últimas palabras del Ministro apuntaron que «he querido que sea un Jovellanos, un Arango, un Cienfuegos, que en la memoria, en su historia estén aquí presentes abriendo de nuevo el espíritu de la Ilustración que Carlos III colocó en la punta de la montaña porque no sabía hacer túneles. Y nosotros, que somos hoy capaces de mover la tierra y modificar la roca porque controlamos la energía mucho mejor que nuestros antepasados, nos hemos puesto en el fondo del valle para acortar las distancias, acercar a los pueblos y abrirnos unos a otros caminos de solidaridad».