El edificio de investigación del campus de Mieres acoge, desde ayer y hasta hoy, la primera reunión de colaboración y cooperación de una veintena de investigadores que están desarrollando proyectos de recuperación de suelos contaminados en España, y en el que la Universidad de Oviedo participa con "Life i+Darts", una iniciativa que se desarrolla en tres emplazamientos contaminados por arsénico y metales pesados.

José Luis Rodríguez Gallego, profesor de la Universidad en el campus de Mieres y coordinador del proyecto, ejerció como anfitrión en un encuentro en el que la finalidad era "poner en común los objetivos de los proyectos y buscar colaboraciones". En el caso de la iniciativa asturiana, explica Rodríguez Gallego, los trabajos llevan ya dos años en marcha y se desarrollan en la mina de mercurio de El Terronal (Mieres), en los terrenos de Nitrastur (Langreo) y en Olicio (Cangas de Onís). "Los tres emplazamientos son muy distintos porque el objetivo que perseguimos es fundamentalmente conseguir una guía más o menos general para enfocar el tratamiento de estos lugares en los que hay contaminación con arsénico y metales pesados", explicó el experto.

Entre todas las investigaciones desarrolladas, Rodríguez Gallego explica que la Universidad de Oviedo investiga con más ahínco la parcela de las llamadas tecnologías verdes, como la utilización de plantas para la restauración de suelos. "Nosotros pretendemos buscar alternativas de tratamiento que no sean muy costosas", asegura el investigador, que lleva dos años tutelando el proyecto.

A la reunión de Mieres, asistieron expertos de Madrid, Murcia y Aragón, que desarrollan proyecto similares. En la comunidad murciana se están llevando a cabo dos iniciativas a través de la Universidad Politécnica de Cartagena, una vinculada a la recuperación de suelos en las antiguas minas de La Unión y otra en unos terrenos en las que hubo vertidos de curtidoras. El proyecto que lleva a cabo el Ciemat de Madrid trata de la recuperación de terrenos en una base militar de Cádiz por vertidos de combustible, mientras que el aragonés, que se desarrolla en Sabiñánigo, tiene por objeto descontaminar una parcela de una empresa que fabricaba insecticidas.