El socialista Enrique Fernández fue investido ayer alcalde en un pleno que mantuvo la tensión hasta los últimos minutos. El PP no había aclarado antes de la sesión si facilitaría la proclamación del candidato de la lista más votada (PSOE) o si apoyaría el pacto entre Izquierda Unida y Somos para arrebatar la Alcaldía a Fernández. Las votaciones fueron secretas, a petición de IU. Tras el escrutinio, Fernández mudó el gesto y recibió un aplauso de su bancada.

La sesión empezó puntual, a mediodía. Los concejales juraron o prometieron su cargo y comenzó la ronda para la presentación de candidatos. PP y Somos no presentaron a sus cabezas de lista. El PSOE presentó a Fernández e Izquierda Unida a Julio Antuña. La coalición de izquierdas reclamó, a renglón seguido, que las votaciones fueran secretas. La propuesta salió adelante con el voto a favor de IU y la abstención del resto de grupos. Se colocó una urna en el centro de la mesa del Alcalde.

El escenario era complicado. El PSOE tenía siete concejales electos; IU, cinco; y Somos, tres. En las últimas semanas, las dos formaciones de izquierdas habían alcanzado un acuerdo para arrebatar la Alcaldía al PSOE. Necesitaban los dos votos del PP para contar con una mayoría absoluta que, tal y como marca actualmente la ley electoral, permitiera tumbar a la lista más votada durante los últimos comicios.

Los concejales fueron pasando, uno a uno, por la mesa para depositar sus votaciones en la urna. El salón de plenos estaba abarrotado, pero la lectura de los resultados estuvo rodeada por el más absoluto silencio. Los socialistas estuvieron contenidos hasta que salió la segunda abstención, justo lo que necesitaban para volver a gobernar durante este mandato.

Desde la zona alta del Consistorio, una parte del público aplaudió con fuerza. Enrique Fernández también recibió aplausos y palmadas en la espalda de parte de sus compañeros, con los que compartía bancada. Prometió su cargo y ocupó el sillón de alcalde, ya con el rostro relajado. Fernández tomó entonces la palabra: "Tenemos cuatro años por delante con mucho trabajo por hacer", aseguró el flamante regidor, que repite en el cargo. Dejó claro que "a nadie se le escapa que la situación económica es muy delicada y nuestro principal reto ahora es la búsqueda de fondos para fomentar el empleo y ayudar a los que peor lo están pasando en San Martín". Sus objetivos, añadió, son los que ha marcado el partido en el programa electoral que presentó durante la campaña.

En la cara del candidato de IU se dibujaba la decepción. "Seguimos pensando que San Martín necesita un cambio y, por eso y para eso, trabajaremos en la oposición", afirmó Antuña. El edil de la coalición se comprometió a "luchar ferozmente contra el clientelismo y escuchar las peticiones de todos los vecinos, sin partidismo". La candidata de Somos, Mónica González, tampoco escatimó en compromisos: "Queremos dar las gracias a todos los vecinos que depositaron su confianza en nosotros, a los que nos han traído hasta aquí. Seguiremos a su servicio y bajo su dictado, consultando cada una de las decisiones que se tengan que tomar", destacó.

La intervención del concejal del PP, Alfonso Orviz, fue esclarecedora. "Nos ha costado muchísimo tomar esta decisión, ha sido lo más difícil que hemos hecho hasta ahora", señaló. Su abstención es una postura meditada y que busca explicación en la democracia, "porque las urnas han hablado". "Somos la alternativa de la derecha en el concejo, queremos que los vecinos que nos han votado se sientan representados", zanjó.

La sesión plenaria terminó tras las intervenciones. Todos los concejales recibieron la enhorabuena de sus familiares y amigos, que habían esperado durante el Pleno en las butacas del público. A Julio Antuña lo recibieron a la puerta del Consistorio con un sonoro aplauso: "Así quiero que sea. Seguiré ayudando desde la calle, a los trabajadores, a las empresas y a las personas que lo necesitan", sentenció.