Era Kiko para todos sus amigos, familiares y vecinos. Francisco González, el emprendedor allerano que puso en marcha el bar de la playa fluvial de Llanos (El Cherón de Kiko), falleció ayer víctima de una enfermedad que consiguió doblar una fortaleza que parecía impenetrable. Su familia hizo lo posible por cumplir su última voluntad: que El Cherón siguiera ayer con la actividad, regalando alegría a los visitantes como lleva haciendo desde hace más de treinta años.

Francisco González era conocido por su espíritu emprendedor y por un carácter amable, siempre con la sonrisa a punto. Desde muy joven, simultaneó el trabajo de la mina con la venta ambulante de carnes y frutas. Años más tarde, abrió un bar de comidas en Llanos. Su esposa, Sebera, se encargaba de los fogones y el establecimiento se coló entre los favoritos de cazadores y pescadores, también para muchos turistas. Hace algo más de tres décadas, abrió El Cherón de Kiko: un establecimiento hostelero que aprovecha la zona de baños, con aseos y espacio para comidas campestres. Su mejor proyecto, decía siempre, fue su familia.