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El precio de la fallida reconversión

El 70 por ciento de la superficie del polígono turonés de La Cuadriella, que fue emblema de la reactivación, está a la venta por algo más de 3 millones de euros

El inmueble que albergó la empresa AAP, para el que también se busca un comprador. J. R. SILVEIRA

¿Cuál es el precio de la reconversión minera en las Cuencas? El setenta por ciento de la superficie y naves del polígono de La Cuadriella (Turón, Mieres), presentado como un emblema de la reactivación económica, está a la venta por algo más de tres millones de euros. Son los cerca de 15.000 metros cuadrados que ocupaban tres empresas: Diasa Pharma, Construcciones Metálicas Urueña y otra compañía dedicada a los aceros y aluminios (AAP).

En pleno mes de agosto, sólo funcionan dos naves del área industrial. Según los empresarios de la zona, algunas plantas que ahora están cerradas volverán a la actividad en septiembre. Si hay una sombra alargada sobre el área industrial, es la que dejó el cierre de Diasa Pharma. Las instalaciones de la empresa farmacéutica más de una tercera parte del polígono y su historia es la del fracaso más grande de la reconversión.

Diasa Pharma abrió sus puertas en 2004. Para su puesta en marcha, recibió una importante inyección económica de fondos mineros. Aún más: Sadim, empresa de diversificación de Hunosa, era un socio más en el proyecto abanderado por el empresario Manuel Adenso Iglesias. La firma se presentó como un ejemplo de la reconversión en el valle de Turón, una de las zonas más castigadas por el cierre de minas. Prometieron empleo para más de un centenar de personas.

Y lo cumplieron, pero sólo durante unos meses. Los primeros problemas en Diasa Pharma aparecieron en otoño de 2009. La plantilla denunció que llevaba dos meses sin cobrar y Adenso Iglesias se defendió, alegando falta de solvencia por un problema puntual con su socio Sadim. No fue así y la planta entró en concurso de acreedores unos meses después.

Los administradores concursales apartaron a Adenso de la gestión, pero mantuvieron la actividad en la búsqueda a contrarreloj por un comprador. Aparecieron varios empresarios interesados, pero ninguna propuesta llegó a fructificar. El Juzgado de lo Mercantil número 2 de Oviedo ordenó la liquidación de Diasa Pharma en marzo de 2011. La deuda de la empresa superaba entonces los 15 millones de euros.

El final de Diasa aún no ha llegado. El caso de la empresa siguió la vía judicial y se dictó una sentencia en contra de la compañía. La empresa Sadim fue inhabilitada, igual que Manuel Adenso Iglesias. El fallo, entre otras irregularidades, apuntó a una "administración negligente" y "una preeminente voluntad de obtener subvenciones y ayudas públicas" en el proyecto de la farmacéutica. Esta sentencia está actualmente recurrida, mientras que más de veinte empleados aún esperan por cobrar una parte de los salarios que la empresa nunca les pagó.

Las instalaciones de Diasa se vendieron a pedazos. La nave principal, por el momento, no ha encontrado comprador. Según fuentes sindicales, tiene un precio que ronda el millón y medio de euros. El mismo que la antigua nave de Urueña, a la venta en la página web inmobiliaria de una entidad bancaria. Tiene 6.065 metros cuadrados de superficie, y también una historia de caída en picado.

Ocho meses de impagos, regulaciones y extinciones de empleos terminaron con la presentación de concurso voluntario de acreedores en Urueña. La compañía también nació con el apoyo de Sadim, pero la filial de Hunosa vendió su participación en 2008. En el momento de mayor actividad para la planta, dedicada a la fabricación a medida de componentes metal-mecánicos y bienes de equipo en acero, alcanzó los 33 trabajadores. La otra planta que también está en venta en el polígono de La Cuadriella tiene el mismo cartel que Urueña y se anuncia en la misma página web. Tiene un precio 120.000 euros por algo más de mil metros cuadrados de superficie.

Si ese es el precio de la reconversión, los sindicatos consideran que sale muy cara. Las centrales han reclamado ya en varias ocasiones a las administraciones públicas que intenten mediar con los bancos para que ajusten al máximo las tasaciones. Sólo así, dicen, será posible llamar a nuevos empresarios.

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