En medio de unos convulsos tiempos para el futuro del carbón como fuente de energía, el Reino Unido, una de las potencias de Europa, vivió el viernes un hecho sin precedentes en el último siglo y medio. Ni un solo megavatio de la energía consumida en las islas británicas fue generado con carbón, algo que no sucedía desde que en 1882 se pusiera en marcha la primera térmica de carbón. Ha sido un hecho puntual, pues el mineral sigue aportando el 9 por ciento del total del mix energético británico, aunque significativo, ya que desde algunos colectivos ecologistas se afirma que el viernes ha supuesto "un antes y un después" en la transición energética hacia energías más limpias. El descenso en la aportación del carbón al total de la producción energética del Reino Unido ha sido plausible en los últimos años. De hecho, entre 2015 y 2016, la caída fue drástica. Si hace dos ejercicios, el mineral aporto un cuarto (25 por ciento) de toda la electricidad producida en las islas británicas, el pasado año esa cuantía descendió hasta el 9 por ciento. Ganó un increíble peso en el mix la energía solar, que llegó a superar durante seis meses consecutivos al carbón por primera vez en la historia. Ni siquiera las políticas de la primera ministra Theresa May, que pretenden mermar el auge de las renovables, han conseguido frenar la sangría del carbón.

Mientras tanto, en España, la situación no es mucho más halagüeña. Mientras el sector nacional busca llegar a cubrir un hueco de al menos el 7,5 por ciento del total de la demanda eléctrica, la producción energética con mineral también se ha desplomado en el último año. Aunque a comienzos de 2017, el carbón dio muestras de ser totalmente necesario por su papel regulador de los precios de la energía y para garantizar la seguridad de suministro, lo cierto es que el pasado ejercicio no fue un buen año para esta fuente energética.

Según los datos de Red Eléctrica de España (REE), si en 2015 el carbón se situaba como la segunda fuente de generación, con un 20,3% de la electricidad del país (solo por detrás de la nuclear -21,7 por ciento-) el pasado año el mineral se ha quedado en el 13,7 por ciento, como cuarta fuente y con 6,6 puntos porcentuales menos.

El informe de REE evidenció, al igual que ocurrió en el Reino Unido, una subida de las energías renovables, que habían perdido peso durante 2015. Sin embargo, en el caso de España la que ganó presencia fue la energía hidráulica, que pasó de generar un 11,2 por ciento a 14,1 de 2016. En cuanto a la potencia instalada, el carbón también retrocedió en 2016 respecto al año anterior. El 9,5 por ciento de los 1000.088 megavatios que forman el sistema español son centrales de carbón. Esa cifra superaba el 10 por ciento en 2015.