Eduardo Madina, susanista, vino a Laviana, territorio sanchista y feudo de Adrián Barbón, a reclamar el voto para contar un PSOE fuerte, unido y ganador. Pedro Sánchez lo pide para más o menos lo mismo. Pero no parece que ninguno de estos deseos se vaya a hacer realidad después del 21 de mayo, cuando los socialistas voten a su candidato. Gane quien gane, habrá perdido. Es tan profunda la herida que tardará en cicatrizar y quedarán abiertas las trincheras ahora excavadas. Parece evidente que el vencedor de las primarias del PSOE es ya Rajoy. Tendrá enfrente un partido socialista lastrado por su división y al que acaba de orillar pactando los Presupuestos del Estado con el PNV, dejando en evidencia que no lo necesita para gobernar, como creía la gestora cuando se abstuvo con un cheque en blanco y a coste cero para facilitar el Gobierno del PP, partido embarrado en tanta corrupción. Es obvio, gana Rajoy.
