Hace dos meses, la vida de los vecinos del pueblo de La Cortina dio un vuelco. La montaña que durante miles de años resguardaba la localidad, se venía abajo, llevándose por delante cinco casas y provocando un susto inmenso a la población. No hubo que lamentar daños personales, pero el impacto fue tremendo en la comunidad. Rápidamente, las administraciones se pusieron manos a la obra, y en pocos días, los trabajos para arreglar lo que la naturaleza había destrozado, se pusieron en marcha. Y hoy, dos meses después, los vecinos están satisfechos con el ritmo de las obras, que han avanzado de forma notable.

La empresa Construcciones Souto, de Cangas del Narcea, fue la contratada para asentar la ladera y volver a darle al pueblo el lustre que siempre lució. Tras demoler las grandes piedras que cayeron sobre las casas en mitad del pueblo, y las que se quedaron por el camino en la ladera, se procedió a estabilizar el talud, trabajos que todavía continúan. Las máquinas trabajan en la construcción de escolleras, aprovechando para ello los trozos de roca que se picaron previamente.

"La verdad es que los trabajos van a muy buen ritmo, mejor incluso del que a lo mejor al principio nos podíamos esperar", señala Miguel Díaz, uno de los portavoces de al asociación vecinal de La Cortina. Aún así, las previsiones siguen alargando los trabajos al menos un mes. "Pese a que los obreros están a destajo y apenas paran para comer, hay mucho por hacer, así que como mínimo seguro que un mes les queda", finaliza Díaz.