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De estar con el Papa a Turón

El gijonés Enrique Álvarez Moro llega como párroco al valle mierense tras estudiar en Roma a los padres de Iglesia y departir con Francisco, a quien recordó la tierra de sus ancestros

Enrique Álvarez Moro, pároco de Turón, ante el retablo de los mártires. SILVEIRA

El valle de Turón tiene desde hace unas semanas nuevo sacerdote. Se llama Enrique Álvarez Moro y viene directo de Roma, donde ha cursado en los últimos tres años la carrera de Patrística. Su objetivo, "estar siempre junto a los vecinos" y abrir la iglesia "a todos". También potenciar el culto a los Mártires de Turón, "no con el ánimo de abrir heridas, sino de cerrarlas", Cuidar a los mayores y despertar el interés de los jóvenes.

A simple vista, parecen muchos los retos que se ha fijado este párroco gijonés de 37 años, cuya vocación ya le vino de bien pequeño. "Todo el mundo que me veía de pequeño lo decía, que iba a ser cura, pero mi hito vocacional fue cuando a mi párroco, Atilano Rodríguez, le nombraron obispo", explicó. Su parroquia en Gijón era la de Buen Pastor "y siempre estuve muy cerca de los curas, también estaba cerca el colegio de las Hijas de la Caridad, además, los catequistas laicos me fueron alumbrando esa vocación". Eso sí, antes de ingresar en el seminario, decidió estudiar la carrera de Filología Hispánica, "porque no quería echar nada en falta en el futuro y de hecho no tengo conciencia de haber perdido nada, al contrario, renuncié a tener una familia propia, pero ya tengo una familia que ahora es Turón".

Tras estudiar su carrera, a los 24 años entró en el seminario y fue ordenado sacerdote a los 31. En este tiempo ha sido párroco en Teverga, diácomo en Panes y seminarista en Gijón, Piedras Blancas y Pola de Siero. Dejó Teverga en 2015 para irse a Roma a estudiar. "El arzobispo me envió a estudiar una carrera preciosa y densa, la Patrística, en la que se estudian los textos de los padres de la Iglesia en los siete primeros siglos en su lengua original, tanto el latín como el griego", explicó. La carrera es dura "porque tiene un gran aporte filológico, y junto a la carrera de Sagradas Escrituras, es de los más difícil que puedes estudiar en Roma".

La intención del arzobispo era que el religioso pudiese impartir la asignatura de Patrística en el seminario a su vuelta, algo que hará a partir del próximo mes de febrero. Enrique Álvarez Moro compaginará esta labor con la que desarrolla actualmente en el valle de Turón. De su experiencia en Roma, destacó sus encuentros con el Papa Francisco, que fueron seis. "Es toda una experiencia, es como estar con Jesucristo, recuerdo que le pedí un abrazo y me rodeó la cintura con un gesto muy tierno", destacó, señalando que la palabra del Papa "es muy certera porque incluye a los pobres cada día". También aprovechó para recordarle su relación con Asturias. "Le dije que vine de la tierra de sus ancestros y me contestó, ¿de Asturias?, yo le contesté que sus huellas las custodia la Santina y se emocionó", apuntó. En cuanto al resto de sus vivencias en Roma, el párroco de Turón destacó que "es la experiencia de una iglesia universal, con tantos idiomas, tantos compañeros que conocía, trabajamos en muchos sitios y tuve conciencia de que la Iglesia es muy rica y que todos vamos en la misma dirección".

Sobre su aterrizaje en Turón, el religioso aseguró que estaba "emocionado, al llegar me encontré con gente muy servicial, noble, que ha sufrido y la gente parroquial tiene un sentido grande de pertenencia, de dar la vida por ella". La iglesia de San Martín, que es una de las parroquias que atiende, "parece una basílica, la gente está enamorada con el Cristo de la Paz, y la calidad de la gente, además, tenemos todas las vocaciones en la parroquia".

Su intención "no es dar respuestas, tengo que comunicar a Cristo conociendo a la gente, ver que están receptivos, por eso en las fiestas del Cristo no sólo he estado en los actos religiosos, también he ido a las carrozas y hasta he cantado con los Mariachis, voy a estar donde pueda", aseguró. Un cura "también hace servicios sociales como ser cartero o llevar la compra a quien no se puede mover?, y a partir de ahí anunciar el evangelio y dar esperanza". Su objetivo, como aseguraba al principio, era "abrir la iglesia a todos" y potenciar el culto a los Mártires de Turón. "Murieron perdonando, por educar a hijos de mineros, ese fue el pecado, y por eso yo quiero potenciar su culto como símbolo de reconciliación con el pueblo, no abrir heridas, sino cerrarlas, reconciliar familias e ideologías, porque me gustaría que dijeran que soy un cura de paz", sentenció. Por último, hizo hincapié en su intención de llegar tanto a los mayores como a los jóvenes. A los primeros, a través de la iniciativa "punto de apoyo" para retrasar la llegada de la dependencia. "Empezaremos con talleres y después haremos grupos donde se trabaje el cuerpo con gimnasia sentada, trabajando la mente, el alma y lo lúdico". Con los jóvenes, "que dicen que no hay en Turón, pero cuando me paseo por La Veguina o por San Francisco está lleno de ellos, yo creo que el deporte, el cine, nos pueden unir".

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