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En libertad los dos detenidos por sembrar el pánico en Mieres: "Hay que echarlos"

Los "jamoneros" atemorizaron repetidamente con navajas y martillos a vecinos y hosteleros, provocando peleas y negándose siempre a pagar

Los dos mierenses que el martes fueron detenidos tras haber aterrorizado literalmente a gran parte de la hostelería de Mieres quedaron ayer en libertad nada más prestar declaración en los juzgados locales. El enorme esfuerzo y complicada labor desarrollada por la Policía Nacional, algo resaltado tanto por vecinos como por empresarios, no ha tenido como culminación el ingreso en prisión: "Cada vez que los veíamos entrar ya sabíamos que se iba a montar una gorda. Nunca querían pagar y amenazaban a los camareros y al resto de clientes, provocando peleas", explicaba ayer el propietario de un conocido bar nocturno de la ciudad. Hasta ocho locales aseguran haber sido víctimas, repetidamente, de esta pareja de delincuentes, conocidos como "los jamoneros". Ambos cuentan con antecedentes penales. Las asociaciones vecinales fueron ayer tajantes: "Queremos que se vayan. Hay que echarlos".

La Policía Nacional, tras varias semanas siguiendo sus pasos a petición de vecinos y hosteleros, los pudo finalmente detener pese a que el terror que habían generado entre sus víctimas hizo que nadie quisiera presentar una denuncia oficial. Están acusados de amenazas, coacción, daños y dos intentos de robo con intimidación. Se les han incautado navajas, tenedores y otros objetos como martillos que llevaban consigo a los bares para aumentar su capacidad intimidatoria. Tanto vecinos como hosteleros se mostraron ayer muy contrariados tras conocer la decisión judicial de dejar en libertad a estos violentos delincuentes: "Durante meses sembraron el terror y camparon a sus anchas amenazando a todo el mundo y, ahora, después de un gran esfuerzo policial, nos encontramos con que están de nuevo en la calle".

Se trata de una pareja de varones de mediana edad y de etnia gitana. Según explican los vecinos, ambos residen en un piso próximo al parque de La Libertad. La Policía Nacional ha tenido que hacer un ímprobo trabajo, dando refugio a unas víctimas atemorizadas que, en general, pedían ayudar sin querer denunciar, lo que complicó la apertura de diligencias. Los responsables de la investigación llegaron a promover una reunión con vecinos y hosteleros para intentar darles confianza: "Estamos muy agradecidos por el trabajo realizado por la Comisaría de la Policía Nacional, pero no podemos entender de ninguna manera que gente tan peligrosa siembre el terror y que un juez los manda para casa", apuntaron portavoces del movimiento asociativo.

"Buscamos que la gente se sienta protegida y con la tranquilidad suficiente para denunciar", apuntaron ayer fuentes policiales. Los propios profesionales reconocen haber percibido "pánico" en algunos hosteleros. Inicialmente se intentó incluso buscar la mediación del patriarca local de la comunidad gitana, que reconoció sentirse incapaz de controlar a los detenidos. En un momento dado, la sociedad civil llegó incluso a plantear organizarse para plantar cara a los delincuentes. La Policía Nacional logró finalmente calmar los ánimos y, con tiempo, recabar pruebas suficientes para detener a estos problemáticos vecinos.

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