Las estaciones de esquí asturianas abrieron ayer sus pistas tras mes y medio esperando por la nieve. La primera jornada hábil de la temporada apenas reunió a unas cuentas decenas de aficionados, un puñado de incondicionales que se adentraron con avidez en la espesa niebla que envolvió las pistas de Pajares y Fuentes de Invierno: "Lo bueno es que no hace viento y la nieve está muy bien, algo húmeda. Un soberbio día de invierno para disfrutar del esquí", apuntó Carlos Alonso, uno de los poquísimos asturianos que ayer acudieron a Fuentes de Invierno.

Los complejos invernales abrieron envueltos, además de niebla, en una paradoja. En apenas 48 horas los responsables de las estaciones han pasado casi de implorar por la nieve a suspirar por el sol. A estas alturas del invierno, salvar la temporada pasa por, una vez la nieve ha llegado, lograr abrir el máximo de días posible. Las largas semanas esperando por un temporal dieron paso ayer a la urgente demanda de buen tiempo. Y es que todo indica que hasta el fin de semana la adversa meteorología hará muy difícil la práctica del esquí. El director general de Deportes, José Ramón Tuero, se mostró realista: "La nieve ha tardado mes y medio en llegar, y eso afectará al balance. Habrá que esperar a ver el resultado final de la campaña, pero estará claro que no será favorable ni para la recaudación de las estaciones ni para el tejido hostelero de Aller y Lena. Dicho esto, se aferró a un prudente optimismo: " Lo que necesitamos ahora es sol. Hemos perdido las campañas del puente de la Constitución y de navidades, pero si entre febrero y marzo nos llegan buenos días de sol la experiencia nos dice que podemos recuperarnos", señaló Tuero, en Fuentes de Invierno. Lo que no contempla el Principado es ampliar la temporada, que finalizará el 21 de abril: "Es una fecha muy tardía, ya que la Semana Santa este año está retrasada en el calendario. No caben más ampliaciones y lo único que esperamos es tener nieve hasta esa fecha".