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Un posible caso de discriminación

Una mierense denuncia a un restaurante de un centro comercial tras negársele el acceso por ser celiaca

Lorena Catrofes ha recurrido a la Oficina del Consumidor, que ve indicios para la apertura de un expediente: "Me dijeron que cuidaban de mi salud"

Lorena Catrofes, ayer, en Mieres. SILVEIRA

Lorena Catrofes está diagnosticada como celiaca desde los 7 años. Actualmente tienen 35 y nunca hasta ahora había encontrado ningún impedimento para comer en un restaurante. Este sábado las camareras de un conocido local de comida ubicado en el centro comercial de Intu Asturias (Siero) la impidieron acceder al establecimiento. Le explicaron que su única intención era cuidar de su salud. Si todos los hosteleros pensaran igual Lorena Catrofes no sabría aún lo que es comer fuera de casa.

"Nunca me había pasado algo parecido. Me sentí discriminada por una limitación que responde a una enfermedad muy común con lo que he convivido siempre", explica Lorena Catrofes. Tras ver cómo los responsables del restaurante le negaban el paso, presentó una queja a través del libro del reclamaciones. Además, ha presentado una denuncia en la Oficina del Consumidor de Mieres, servicio que considera que hay indicios suficientes para considerar que esta mierense ha sido objeto de un trato discriminatorio. El caso será trasladado a la Consejería de Turismo Empleo, Industria y Turismo para que se estudie la apertura de un expediente contra el establecimiento.

Los hechos ocurrieron el pasado sábado. Lorena Catrofes decidió, junto a su pareja, almorzar en un restaurante de comida mexicana. Mientras echaba un vistazo al cartel con la carta colocado a la entrada del establecimiento, se dirigió a la camarera para recabar información sobre un plato, explicando que era celiaca: "De inmediato me dijo que tenían prohibido dejar pasar a personas celiacas". El desconcierto inicial se fue tornando en indignación, según la empleada le fue dando más indicaciones: "Me dijo que no podían correr el riesgo de que algo me sentara mal y denunciara. Añadió que tenía que estar agradecida ya que estaban cuidando de mi salud". Catrofes les explicó que ella asumió el riesgo de que pudiera sufrir una intoxicación por lo que se conoce como contaminación cruzada, es decir, por encontrar restos de gluten en alimentos que en teoría no deberían tenerlo: "En varias ocasiones me he sentido indispuesta por este motivo en restaurantes y es algo que puede pasar perfectamente si no existe un menú específico para celiacos. Es un riesgo asumido".

Lorena Catrofes no encontró comprensión por parte de los empleados, todo lo contrario. "Cuando pedí el libro de reclamaciones me miraron mal y se rieron de mí". Tras una vida entera conviviendo con la enfermedad, esta mierense asegura que nunca se ha sentido tan indignada: "No entiende que se pueda discriminar así a una persona por estar enferma. Si se lo hacen a un niño le pueden provocar un gran daño psicológico, ya que le están mandando el mensaje de que no es una persona normal que puede hacer lo que hacen el resto de sus amigos", lamenta Lorena Catrofes.

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