La emoción la llevó hasta el XVI Gran Capítulo Sandra Ibarra. "Besó el nabu" en el altar -el nombramiento no era para ella a título personal, sino para la Fundación Sandra Ibarra- y se confesó "asturiana consorte". Un sentimiento que tiene desde que inició una relación con el periodista asturiano Juan Ramón Lucas.

Si hay un consorte, ayer, era él. Y las protagonistas ella y su historia. "La primera vez que me detectaron un cáncer era 1993, fui la única que sobrevivió en la planta del hospital". El cáncer volvió años más tarde, ella decidió otra vez luchar. "Uno de los peores efectos secundarios del cáncer es la incertidumbre. Seguro que, si me hubieran dicho entonces que hoy estaría aquí con vosotros, me lo hubiera tomado mucho mejor". Animó a los que la escuchaban a recordar, cada día, "que la vida es el mejor regalo".

Un regalo que ella aprovechó para crear la Fundación Sandra Ibarra. Una organización que no cree en la caridad, sí en la investigación. Han creado la primera "Escuela de supervivientes", esperan poner pronto en marcha la segunda. "Ojalá sea en Asturias", afirmó Ibarra. También llevan cuenta de las personas que superan la enfermedad. Nadie lo hacía hasta ahora.

Hubo aplausos y ojos empañados. Como los de Vicente Díaz, que fue el último en subir al altar. Y recogió el premio, tras un breve discurso, cantando "Soy asturianín": "Se me da mejor que hablar", dijo. Arrancó con un modesto "por la mañana cántase mal".

Los aplausos le quitaron la razón. El cofrade Pepe Sariego fue el encargado de entregar diplomas, medallas y capas a los nuevos cofrades. Terminaron con un almuerzo de hermandad en La Foz, cumpliendo el juramento del Gran Capítulo: "Juramos que, desde ahora, vamos a comer nabos asgaya".