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Mastines "de peluche" en las Ubiñas

Los montañeros aseguran que también "sufren" a los perros guardianes "domesticados": "Nos siguen y luego tenemos que llevarlos de vuelta"

Un perro guardián, con un rebaño de ovejas, en el parque natural.

Son mastines "de peluche". Animales que, cuando están siendo educados para "trabajar" como guardianes de una finca y del ganado, reciben el cariño de visitantes en el parque natural de las Ubiñas-La Mesa. Después, tan domesticados como se crían, ya no cumplen con su función.

Los vecinos del parque natural de las Ubiñas-La Mesa denunciaron el lunes los "mimos" que hacen algunos senderistas a los cachorros de perros guardianes y reclamaron al Principado que emprenda una campaña de sensibilización para terminar con este fenómeno: "Los visitantes tienen que dejar todo como lo encontraron, también a los cachorrinos". Los montañeros aseguran que ellos también lo sufren: "Son perros que están tan acostumbrados a estar con personas que nos siguen durante las rutas. Luego hay que volver para que vayan a casa", afirmó Luis Castañón, presidente del Grupo de Montaña Fariñentu (Lena). Respaldan la idea de una campaña de sensibilización, pero con un matiz importante: que ganaderos y dueños de perros guardianes también participen.

"Es muy difícil saber quién tiene la culpa en cada caso. Seguramente, la mayoría de las veces la gente los haya mimado demasiado pero también es cierto que, si tienes un perro, tienes que educarlo y estar pendiente", destacó Luis Castañón. El presidente del grupo de montaña de Lena aseguró que "no es la primera vez que nos encontramos con un perrín que nos sigue, eso es que ya está muy acostumbrado a estar con gente desconocida y que se encuentra bien así. Nosotros, en el grupo, intentamos que nadie les haga caso".

Es difícil, sobre todo para los amantes de los animales. "Una vez un perrín nos siguió por una ruta entera, al final tuvimos que llamar al pueblo de donde creíamos que era para que lo vinieran a buscar. Estábamos en Teverga y tuvieron que desplazarse más de veinte kilómetros". "También hay otros perros que no te siguen por nada del mundo. Que te ladran para marcar el territorio y punto, eso es los que están bien educados", añadió.

Los ganaderos son los principales responsables de sus animales, pero no está de más colaborar en la educación. Es por eso que el Fariñentu tiene una serie de normas para sus montañeros para asegurar la correcta convivencia entre personas y animales del parque.

La primera: no "afalagar", dice Luis Castañón en asturiano. En castellano: no dar caricias, no mimar. "Hay gente a la que nos gustan mucho los animales y parece que lo pasas hasta mal si no le haces caso a un perrín. Pero lo mejor es no pararse a darle caricias". La segunda, muy importante: no darles nunca comida. "Hay cierta tendencia a dar de comer a los animales que están en los montes. Esto es un error y luego pasa lo que pasa, que los perrinos siguen a la gente". En el Fariñentu está totalmente desaconsejado. Y una tercera norma: no llevar a la mascota cuando van de ruta, especialmente si el recorrido incluye el paso por pueblos.

Son normas básicas que, a su juicio, el Principado debe dar a conocer a todos los que van al monte. Aunque algunos ganaderos, afirman, también necesitan consejos.

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