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Desde el Everest hasta el Sotón

El alpinista Carlos Soria, de 81 años, tras visitar el pozo: "La mina es más dura que la montaña"

El montañero Carlos Soria, a la salida del pozo Sotón. VIVAS

Ha hecho los catorce ocho miles que hay en el mundo, entre ellos, el Everest, pero para el alpinista Carlos Soria (Ávila, 1939), "el trabajo en la mina es mucho más duro que la montaña". El montañero tuvo la oportunidad ayer de visitar el interior del pozo Sotón, la explotación de Hunosa ubicada en El Entrego, para comprobar cómo trabajaban los mineros. Al salir de la mina, sus primeras palabras fueron "estoy impresionado, es una experiencia única".

Soria era bastante escéptico sobre lo que se iba a encontrar en el pozo Sotón. "No tenía muchas ganas de venir, la verdad, porque me creía que era otra cosa, pero una vez que he entrado en la mina, me ha impresionado muchísimo", aseguró con total sinceridad y visiblemente satisfecho por haber realizado finalmente la visita a la explotación minera. Y es que la experiencia del pozo Sotón no tiene nada que ver con el resto de museos dedicados a la mina.

Antes de bajar por la jaula de la explotación, el montañero hizo un recorrido por el memorial minero, que rinde homenaje a los miles de trabajadores que fallecieron por accidente laboral en la minería del carbón en Asturias. También pudo conocer las condiciones en las que se trabajaba en la mina en el pasado y cómo fue evolucionando con las correspondientes mejoras en seguridad. "He visto que ahora había más seguridad, pero hubo una época en la que trabajar en la mina era lo más duro que se podía hacer", destacó.

El alpinista quiso remarcar, dentro de la dureza del trabajo del minero, aspectos como "estar encerrado dentro del pozo, picando el carbón con lo que pesa el martillo y con todo el peligro que tiene, y no es por deporte o por hacer algo divertido, sino por ganarse el pan cada día". Por todo ello, aunque sí apreció "alguna similitud" con su afición como montañero, "es diferente, porque yo lo hago porque me apetece, porque me gusta, no para ganarme la vida".

Lo que más impresionó a Carlos Soria dentro del pozo Sotón "fueron los agujeros que hemos visto con las pequeñas gradas donde se ponía cada minero para picar el carbón, también creo que lo más duro era poner los explosivos para ir haciendo galería". Toda una experiencia que el propio montañero replicó sacando su propio carbón, tal y como hacen todos los que visitan el interior del Sotón. "Sí, he estado picando carbón, pero era un juego para mí y antes no, antes era la realidad de la vida". Aún así, aseguró que "no me asustan estas cosas porque nací en 1939, tengo 81 años y he vivido una vida difícil y dura, he tenido que llevar muebles con un carro de mano, eso sí, no tiene nada que ver con estar encerrado ahí abajo".

"No pienso parar"

Carlos Soria lleva 65 años con su afición a la montaña y a pesar del tiempo, "no pienso parar hasta que muera". Eso sí, aseguró que "cada vez tengo más problemas, tengo una prótesis en la rodilla izquierda, me han operado en una mano, así que lo que hago es adaptarme a lo que me va bien y a lo que me gusta". Su objetivo es terminar los catorce ochomiles. "He estado en los catorce, en todos por encima de los ocho mil metros, pero me falta llegar a la cumbre de dos de ellos, así que espero acabarlos", destacó. Seguro que el alpinista sabrá aprovechar la experiencia conseguida en el pozo Sotón de cara a nuevas aventuras en la montaña.

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