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Los concejos que espantaron el virus

Riosa y Sobrescobio son los únicos libres de contagio con la receta de solidaridad, trabajo y suerte: "Tenemos miedo al bicho, como todos"

José Manuel Prado y "Xana", durante el confinamiento en La Vega de Brañagallones, en Sobrescobio.

El coronavirus no se ha atrevido a entrar en Riosa ni en Sobrescobio. Son los únicos municipio de las Cuencas sin casos de contagio (según los datos del Observatorio de Salud). El caso de Riosa es especialmente excepcional: a menos de 20 kilómetros de Oviedo (601 casos), y rodeado de poblaciones donde sí está el virus, el concejo está "limpio". ¿El secreto? "La solidaridad y el trabajo en equipo de todo el municipio", asegura la alcaldesa, Ana Díaz (IU). Para Marcelino Martínez, alcalde de Sobrescobio, es "una combinación de suerte y trabajo".

Y previsión. Riosa cerró los parques y recomendó el confinamiento "unos días antes" de que se decretara oficialmente el Estado de Alarma. Además, gracias a una red formada por más de 35 mujeres, todos los vecinos tendrán mascarillas para la desescalada. "Nadie está libre, y todas las medidas preventivas que se tomen son pocas", afirma el regidor de Sobrescobio, que explica que "desde un primer momento hicimos lo que se pudo para prevenir. Se repartieron mascarillas hachas por voluntarias entre todos los vecinos, se llevaron a cabo desinfecciones?". También se hicieron pruebas a los empleados municipales, todas ellas dieron resultado negativo.

Visita al "núcleo" de la resistencia en Riosa: la localidad de Doñajuandi. En esta pequeña localidad, cinco mujeres -Encarnita Riesgo, Loli Álvarez, Cristina Muñiz, Mari Mar Otero y Sandra Cañedo- han creado un grupo de costura para acelerar la elaboración de mascarillas: patronaje, corte y costura. La tela es homologada, cedida a través del Ayuntamiento de Carreño, y las tiras son de tela de sábanas. "No podemos conseguir goma".

El concejal de Deportes, Oli Alonso, recoge las protecciones. "Hoy tengo setenta mascarillas para los nenos", le dice Loli Álvarez desde la ventana. Baja las escaleras y, respetando la distancia, le tiende una bolsa.

"A ver, aquí no hay casos de coronavirus, pero claro que nos da miedo. Como a todos", afirma la mujer. Muy cerca de su casa vive Encarnita Riesgo, otra "costurera": "Aquí ni en la residencia ni en ningún sitio hay gente contagiada". Doble orgullo para ella, ya que sus tres hijas trabajan en sanidad. Le da otra bolsa a Oli Alonso. Desde que empezó la crisis, en Riosa han reunido más de 1.000 mascarillas. Esperan llegar a más de 2.000 para que cada vecino tenga dos.

"Nosotras no hicimos nada especial, como el resto de vecinos nos quedamos en casa", apunta Cristina Muñiz. Aunque quizás si tengan los protocolos más arraigados: Mari Mar Otero lleva siempre con ella una bolsita en la que no falta su gel higienizante. "No valen los descuidos, hay que estar atentos a todo".

Oli Alonso lleva en el coche las bolsas con las mascarillas. El siguiente paso, será esterilizarlas: "Lo hacemos con la colaboración de la clínica dental Riosa, que las higieniza con las mismas herramientas que el instrumental", apunta el concejal. "Es una cadena, estamos trabajando en equipo".

Receta prescrita para estar "limpios" de coronavirus, que tan bien han sabido aplicar en los dos municipios. Las zonas rurales como Sobrescobio tienen además "un alto porcentaje de la gente con edad avanzada". Por eso, "tenemos temor a que se extienda el virus, porque podría hacer mucho daño". Pese a este temor, en huertas y caminos la actitud de muchos vecinos es relajada: apenas se ven mascarillas y guantes, y las distancias de seguridad se olvidan con facilidad.

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