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La huella de Pedro Duro en 258 cartas

Alberto Rodríguez-Felgueroso compila en su nuevo libro las misivas del empresario al director de su fábrica, Gregorio Aurre

Estatua de Pedro Duro en Langreo.

Pedro Duro era un hombre minucioso, generoso, cercano a sus obreros, religioso, amante de la buena mesa y muy implicado con su empresa y con su familia. La semblanza no procede de observadores externos. La traza el propio Duro de su puño y letra, a través de 258 cartas enviadas al que fuera director de la factoría metalúrgica de La Felguera, Gregorio Aurre. Todo ese material epistolar ha sido compilado, transcrito y contextualizado por Alberto Rodríguez-Felgueroso en el libro "Cartas de un visionario: correspondencia entre Pedro Duro y Gregorio Aurre 1863-1874", que se presenta hoy, a las 19.30 horas, en la Casa de Cultura "Alberto Vega" de La Felguera.

Rodríguez-Felgueroso, que ha sido profesor en la Escuela de Magisterio y en la Facultad de Geografía e Historia, ha cultivado también ampliamente su faceta de escritor e investigador, con títulos como "Hábitat Rural de Asturias", "Retrato de un paisaje: el Alto Nalón" o "De los albores de la minería al ocaso de un siglo". Su nueva obra ha supuesto un trabajo de más de dos años. "Son 258 cartas acompañadas de una introducción, textos complementarios e imágenes. La transcripción de las cartas es fiel al texto original, pero hay que adaptar la ortografía y la puntuación al modo actual y eso lleva su labor. Estuve a punto de tirar la toalla porque era un trabajo muy monótono, pero desistí porque pensaba que el contenido era muy interesante".

El libro es un fresco de la segunda mitad del siglo XIX al que se asoman algunos de los personajes más destacados de la época, tanto a nivel regional como nacional: "No hay que olvidar que en aquellos años Langreo era un centro de poder muy importante, con personajes que en el consejo de la empresa que eran senadores y estaban vinculados a la Corona. Duro habla en las cartas de gente como Numa Guilhou, los Herrero o los ministros de la época".

La riqueza de relato se debe a la confianza que Duro muestra hacia Aurre en las misivas, en las que le hace partícipe de sus planes y de sus preocupaciones, tanto referentes a la empresa como de índole personal. Se alude a cuestiones como las guerras carlistas, el avance de los internacionalistas o las demandas de los "ferrones" -los empresarios industriales- sobre las políticas arancelarias. "Al hablar de la fábrica se ve que es muy minucioso y metódico. Conoce la actividad en profundidad y se refiere por su nombre a muchos de los obreros, encargando en ocasiones cometidos muy concretos para cada uno", explica Rodríguez-Felgueroso.

En una de las cartas se cuenta como envía dinero a Bélgica a la viuda de un operario que falleció en un accidente laboral en El Musel. "También se relata que, en una época de crisis, redujo sus beneficios antes que bajar el sueldo a los trabajadores y que, tras su fallecimiento, repartió bienes entre obreros y criados, pero no dejó nada a su hermano Julián porque pensaba que no lo necesitaba".

No solo el plano empresarial se toca en las cartas recogidas en la publicación. "Le gustaba comer bien y en alguna ocasión alude al pesar que le producía su acidez de estómago. Otra vez dice que debe apresurar la finalización de la carta porque les esperaban unos amigos para una tomatada". La misivas también se convierten en un cuaderno de viajes cuando recorre enclaves en busca de hierro o va a visitar a su familia. O en las temporadas que pasó en París para curar la sordera de su hija. "Le describe a Aurre de forma muy secuenciada cómo se van produciendo los avances. Cómo un día escucha el tictac de un reloj a quince centímetros de distancia y, poco después, a treinta", señala el autor.

"Cartas de un visionario" ha sido editado por el Museo del Pueblo de Asturias que, "una vez más, contribuye a la recuperación de nuestro patrimonio cultural rescatando, clasificando, ordenando y conservando documentos 'durmientes'", indicaron los organizadores de la presentación de libro. El acto de esta tarde corre a cargo de la Asociación Cauce del Nalón con la colaboración del Ayuntamiento de Langreo, del Ayuntamiento de Gijón y de LA NUEVA ESPAÑA.

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