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Las Cuencas que funcionan

Fenelux, el renacer de una empresa gracias al tesón de sus trabajadores

Los empleados de la antigua Ventanas del Nalón se unieron para retomar la actividad de la firma, que está ubicada en el polígono de La Central, en El Entrego

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Fenelux, el renacer de una empresa gracias a sus trabajadores Fernando Rodríguez

Al igual que el ave Fénix, la firma Fenelux, ubicada en el polígono industrial de La Central, en El Entrego (San Martín del Rey Aurelio), renació de sus cenizas. Y es que la compañía surgió tras la quiebra en 2016 de la empresa Ventanas del Nalón, que contaba con más de veinte años de actividad. Pero los encargados de volver a levantar la firma fueron en este caso los propios trabajadores, que aprovechando el dinero de las indemnizaciones consiguieron un capital social suficiente para recuperar la actividad y volver al tajo. Entonces no se resignaron y lucharon por la supervivencia del trabajo que habían desarrollado durante años. Ahora, la compañía, dedicada principalmente a la fabricación e instalación de ventanas de aluminio y PVC sigue adelante con once trabajadores y un volumen de negocios anual que ronda los 900.000 euros. El mayor reto ahora es hacer frente a la inestabilidad de precios con las materias primas que les imposibilita mantener durante más de diez días un presupuesto fijo. Aún así, la ilusión por sacar adelante el negocio puede mucho más que los problemas a los que se enfrentan.

Fenelux, el renacer de una empresa gracias a sus trabajadores

La empresa arrancó con el empuje de Humildad Cortina, Antonio Francisco Martínez, Saturnino García, Francisco Salor, Ataúlfo Fernández, Ana Gómez y Juan Carlos Cortina. Los dos primeros dejaron la empresa tras su jubilación, pero el resto sigue al pie del cañón, cada uno con un papel destacado dentro de Fenelux. Cuenta Ana Gómez, que ejerce como presidenta dentro del consejo de administración, que nada hubiera sido posible sin el apoyo de Aquilino Cortina, que era socio de Ventanas del Nalón, “porque fue quien nos animó a unirnos para montar la empresa, porque sabíamos perfectamente cómo era podía ser su funcionamiento”. Cortina falleció hace un año y todos los socios guardan un especial recuerdo hacia su persona. “La verdad que la empresa anterior quebró por la crisis y las empresas de construcción, que arrastraron en la caída, porque a pesar de que sí había clientes, los bancos no daban financiación, y así era muy difícil tirar hacia delante”, cuentan.

Fenelux, el renacer de una empresa gracias a sus trabajadores

Pero, ¿a qué se dedica Fenelux? “Pues nos dedicamos al mundo de los cerramientos exteriores, siempre en PVC y aluminio, aunque también tenemos una vertiente en la eficiencia energética con el aeroterm, un mortero que da aislamiento y mejora la eficiencia energética de la construcciones”, explica Ataúlfo Fernández. Los trabajos se realizan tanto en rehabilitación como en vivienda nueva, haciendo el trabajo desde cero. “Medimos la obra, hacemos una oferta , compramos la materia prima y fabricamos la ventana, encargamos los cristales y las persianas, ensamblamos todo y lo instalamos”, apunta.

Fenelux, el renacer de una empresa gracias a sus trabajadores

La empresa se asienta sobre una nave de 1.200 metros cuadrados en la parte interior a la que se suman otro millar de metros cuadrados sin cubierta. Es en este último espacio donde se almacena la materia prima antes de entrar en el taller. Una vez dentro, se cortan las piezas, se hacen todos los mecanizados, se cortan los refuerzos, se hace el atornillado y la descompresión. Más tarde con una soldadora se ensamblan los perfiles y se llevan al cajón de limpieza para quitar los retos.

Fenelux, el renacer de una empresa gracias a sus trabajadores

Eso para los marcos, después se hace lo mismo con las hojas, donde también se colocarán los cristales. El trabajo es igual, tanto si se trata de una obra pequeña como de un gran pedido. De hecho, estos días se está trabajando para la terminal de cruceros de La Habana, en Cuba, tal y como explica Juan Carlos Cortina.

Además del trabajo en taller, también se realiza una importante labor en la zona de venta y gestión, donde “recibimos al cliente y tratamos de intentar captar su idea y orientarlo, hacemos un estudio económico y, si se acepta, comenzamos la gestión para pedir los materiales y planificar el trabajo”. ¿Hay mucha diferencia en el trabajo a cuando estabais por cuenta ajena? “Claro, es complicado ser trabajador y socio, tiene que cambiar un poco el chip, porque echas muchas más horas, pero es que para nosotros es mucho más que una empresa, es nuestra vida, una empresa que montamos con todo el cariño del mundo, intentando que el proyecto saliese adelante y ahora es como nuestra segunda casa”, apunta Ana Gómez, quien destaca también la relación con los trabajadores, que “es muy buena, intentamos apoyarlos al máximo porque queremos que los trabajadores sean profesionales, pero también que se sientan a gusto”.

¿Y cuál es su mercado? “Trabajamos en todo el país, sobre todo para el País Vasco, Madrid, León y Almería, son algunas de las últimas entregas que realizamos, no nos ponemos límites, de hecho, también exportamos una pequeña parte”, apunta Fernández. Saturnino García, que es el que se ocupa de la administración, explica que “estamos dentro de los objetivos previstos, con un volumen de negocio de 900.000 euros al año, y la idea es seguir creciendo de forma gradual, aunque las condiciones del mercado, con la inestabilidad de precios, está bloqueando un poco el crecimiento, porque estamos viendo unas subidas brutales de los materiales”. Aún así, se queda con lo más importante, que son una empresa de las Cuencas que da empleo en las Cuencas, “no nos queremos ir de aquí”, zanja Fernández.

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